Encuesta
Mateo Marco Amorós
El veinticuatro de mayo de 1927, en el número 162, el semanario oriolano «El Pueblo» anunciaba la realización de una encuesta-concurso que consistía en responder por escrito a la pregunta «¿Cuál es la vista más bonita de Orihuela?». El semanario la promocionaba de esta manera: «Como la atención aguza y afila todas las facultades del alma, y muy particularmente el gusto estético, EL PUEBLO se propone despertar la atención de los oriolanos sobre las bellezas que atesora su patria chica, y a este efecto abre una encuesta en sus columnas sobre el tema siguiente: ¿Cuál es la vista más bonita de Orihuela?»
Más abajo se pedía que las descripciones fueran «estéticamente razonadas» y con la ironía típica en estas publicaciones locales, también se recomendaba que los trabajos no se hicieran en el periodo digestivo. —Se admite un poco de romanticismo —sugería el periódico. Cosa que se cumplirá. Y con creces. Porque los colaboradores echarán mano de todo el armazón estilístico propio de la literatura localista, «pairal». El estudioso F. Carbó, en un artículo sobre prensa y literatura en Castellón de la Plana al inicio del siglo XX, señalaba como rasgo de la literatura «pairalista» la exaltación del mundo local, la exaltación de lo doméstico, de lo familiar o solariego. Es también lo que estudiosos del ámbito cultural catalán han denominado estética «jocfloralesca», literatura propia de Juegos Florales caracterizada por el abuso de una adjetivación excesiva, rimbombante, almibarada para lo propio.
Los artículos publicados con motivo de esta encuesta son de gran interés por mostrar diferentes percepciones sobre diversos aspectos y espacios de la ciudad. Tiempo tendremos de analizar algunos y apreciar estas particulares «vistas» para las que colaboraron destacadas plumas. Entre ellas las de Julio López Maimón, Ramiro Galante, Eusebio Donate, Ginés Marcos, Luis Ezcurra y Justo García Soriano. Amén de otras que firmaron con pseudónimo. Esto considerando que entre el inicio del concurso en junio y su finalización en agosto, en la colección que hemos consultado, nos falta un ejemplar del semanario, el 172; y desconocemos si en éste hubo alguna aportación.
Finalmente, comentar que en la promoción del concurso se prometía al ganador «un precioso automóvil», cosa que no será sino broma del periódico. Finalizado el certamen, se dirá que cada concursante merecería un modelo distinto, pero el único automóvil disponible es un «¡Fiat!», vehículo para el que se recomienda «emplear gasolina marca ‘Pocico Santiago'». Cosas de entonces
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