Uno de aquellos…X

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Ser feminista

Ser Feminista

Mateo Marco Amorós

«Cualquier discriminación, por sexo, por edad, por raza, por condición, nos discrimina a todos. (…) nunca he tenido, como varón, la libertad de llorar. Pienso y me doy cuenta de que a pesar de las ganas no lloro. Ya no sé. Por esto, no puedo perdonar, como varón, que se me reprima el llanto. Así me lo enseñaron: Niño, acuérdate de lo que a Boabdil le dijo su madre: llora, llora como MUJER lo que no supiste defender como HOMBRE. Y Granada se deshacía al perderse. Así siempre me quedó muy claro que llorar no es cosa de hombre, sí el beber.» Esto escribimos en marzo de 1988. En nuestra infancia nos educaron para no llorar. Llorar era cosa de mañacos, de niña, de mujer. Cosa de hombres era, por ejemplo, un coñac. «Soberano, es cosa de hombres», decía un eslogan.

Esto nos ha venido a la memoria leyendo el librito «Todos deberíamos ser feministas», una conferencia de la escritora Chimamanda Ngozi Adichie. Un escrito recomendado por Lola Rodríguez Gracia, profesora de Filosofía en el IES Miguel Hernández de Bigastro y que estos días trabaja nuestro alumnado mediante un útil guión de lectura elaborado por la profesora extrayendo mucha lección hermosa de la conferencia.

Chimamanda nos invita a ser feministas convencida de que el feminismo no es solo defensa de la igualdad de la mujer, sino de los sexos. La autora nigeriana muestra situaciones cotidianas que por cotidianas consideramos normales, desapercibidas en su dinamita sexista. La percepción crítica de la autora las desnuda en su sinsentido revelándolas absurdas. Así tomamos conciencia de que no deberían ser.

También nos ha gustado de este libro/conferencia el despioje que hace Chimamanda de las connotaciones negativas del concepto «feminista». Feminista no tiene por qué ser una mujer infeliz que no puede encontrar marido –y en su caso antiafricana–, odiadora de los hombres, de los sujetadores, del maquillaje, de la depilación, del sentido del humor, del desodorante… Por esto, Chimamanda decidió ser una «feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma.»

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