La caja de los truenos
Mateo Marco AmorósEspaña durante la Guerra de la Independencia. Cortes de Cádiz. Ocuparse de la reforma territorial en aquel momento suponía abrir la caja de los truenos. Nos lo recuerda María José Vilar en su artículo sobre «El primer proyecto liberal de división provincial de España. El propuesto por Felipe Bauzá y revisado por Miguel de Lastarría, 1813-1814», publicado en «Anales de Historia Contemporánea» de la Universidad de Murcia, monográfico de 2004 sobre «Constitución y Territorio en la España Contemporánea». Nos lo recuerda al documentar el debate que entre 1811 y 1812 se desarrolló en las Cortes de Cádiz.
Visto el contexto en plena guerra contra los franceses, vistas las posturas de varios diputados catalanes, valencianos y del aragonés Vicente Pascual, más las simpatías de algunos diputados americanos federalistas y de los fueristas vasco-navarros, ocuparse de la reforma territorial podía suponer abrir la caja de los truenos. Convenía entonces posponer el debate, aprobándose el artículo 11 de la Constitución como sigue: «Se hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las circunstancias políticas de la Nación lo permitan.» No obstante, Muñoz Torrero, rector de Salamanca y diputado por Extremadura, sentenció: «formamos una sola Nación y no un agregado de naciones». Por su parte, Gutiérrez de la Huerta, diputado suplente por Burgos y miembro de la Comisión Constitucional, ante la inquietud de quienes defendían peculiaridades históricas precisó que no se mezclarían «las provincias cuyo lenguaje, educación, costumbres y preocupaciones» fueran diferentes, tratando de reunir las «de igual índole, idioma y carácter».
El debate –precisa la historiadora– «aunque breve, fue de máxima intensidad, vehemencia y sobre todo interés, por cuanto manifestó a la cámara con claridad la resistencia irreductible de las regiones pertenecientes a la antigua Confederación aragonesa a que se variasen los límites de los reinos históricos en general, y de Cataluña, Aragón y Valencia en particular». No les faltaron otros apoyos.
Así, por un lado, existía el deseo liberal de estructurar una administración útil y racional. Por otro, el deseo vivido como derecho de no alterar lo histórico. Acaso, la cuadratura del círculo. Caja de truenos.
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