Una expedición de sanitarios del Hospital Vega viaja a Senegal para curar cataratas

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Durante su estancia realizaron 297 cirugías, un 95% de cirugías ellas cataratas, así como de Glaucoma y Tracoma

El enfermero Francisco Cámara Hurtado y el antestesiólogo Jhon Diaz Lara, del Hospital Vega Baja, viajaron a Senegal para proporcionar ayuda sanitaria con el objetivo de mejorar y tratar problemas oculares de la población local de la comuna de Thiadiaye.

Esta acción humanitaria fue  posible gracias a la ONG ‘Azul en acción’, que fue fundada por un grupo de policías locales de Murcia. La expedición formada por diferentes profesionales, oftalmólogos, enfermeras, auxiliares de enfermería, anestesistas, ópticos, administrativo, traductores, encargados de logística, estuvo en Senegal desde el 24 de octubre hasta el 7 de noviembre.

Durante su colaboración llevaron  a cabo 1.527 consultas, 1.127 graduaciones, donaron 795 gafas y realizaron 297 cirugías, el 95% de ellas de cataratas, así como de Glaucoma y Tracoma.

Paco Cámara cuenta que “lo que más me ha llamado la atención es ver lo sencillo que es cambiar la vida de una persona al devolverle la vista ,lo podemos ver en nuestro primer mundo a diario y la imposibilidad de que esto suceda con la sanidad tan precaria que allí tienen, salvo que sea con ayuda externa”. “En nuestro país, las cataratas incipientes pasan a la lista de espera para operar y en breve plazo se opera. Allí hemos visto gente ciega más de 20 años por unas simples cataratas o niños ciegos de nacimiento por cataratas congénitas”, explica el enfermero.

Para el doctor Lara, esta es la cuarta expedición en la que colabora, las tres anteriores las desarrolló en Kara, Togo. Todas ellas han sido con el mismo objetivo, devolver la visión o mejorar la calidad de la misma a aquellas personas que padecen patologías oculares fácilmente curables o tratables y que por las circunstancias tan lamentables en que se encuentran y la poca disponibilidad de personal cualificado, así como la ausencia de infraestructura y material para realizarse este tipo de intervenciones no pueden.

“Todo esto es gratificante debido a que nos montamos en un proyecto cada año y sabemos que los beneficios que tiene la población son excepcionales, dado que le recuperamos la vista a la mayoría de las personas afectadas y esto en un mundo tan abandonado y desprotegido es una bendición, ya que hacemos útiles a aquellas personas que no lo eran, así como también intervenimos a menores con cataratas congénitas y obviamente en los niños la dicha es mayor”, expresa el anestesista.

Ambos profesionales destacan la falta de medios, infraestructuras, de personal cualificado y la necesidad de colaboración del primer mundo, que lo ayude sin querer aprovecharse de ellos, de sus materias primas, de su naturaleza, entre otras.“Faltan muchas cosas y creo que nosotros con esta actividad ayudamos a esta población a salir un poquito adelante”, señala Jhon

Animan a otros profesionales a que participen en una experiencia como ésta. Les aconsejan que antes de ir se conciencien de a dónde va, que verán mucha pobreza, que el trabajo es agotador pero gratificante, que son muchas horas de sacrificio, pero que al final, cuando consiguen que tantas personas que no podían ver lo logren, aunque solo puedan distinguir la luz o vean algunos colores, merece realmente la pena.

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