El desfile de la Gloriosa Enseña, portada por la Síndico, Carmen Díaz, recorrió el municpio de orihuela entre cientos de festeros volcados en celebrar la Reconquista
Orihuela era ayer una fiesta con cientos de festeros en las calles uniformados con los trajes de media gala. Como marca la tradición, el intenso calor fue un protagonista más en la jornada y el agua arrojada desde los balcones por algunos vecinos se convirtió en un elemento indispensable, como viene ocurriendo cada 17 de julio. El Día del Pájaro arrancó muy temprano en el balcón del Ayuntamiento donde la Gloriosa Enseña del Oriol descendió por la fachada del Palacio del Marqués de Arneva de forma vertical, como marcan los cánones, pues el emblema sólo puede inclinarse ante el Rey y ante Dios.
Ya en la Catedral dio inicio la procesión de las Santas Justa y Rufina con los trasnochados festeros, la Corporación municipal y la Síndico Portadora, Carmen Díaz, protagonista, junto al Oriol, de la jornada. Ya en la Iglesia de las Santas Justa y Rufina el Obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, ofició la misa mientras el sacerdote Marcos Andreu fue el encargado este año de narrar la leyenda de la Armengola, la mujer que fue capaz de advertir a los cristianos de los peligros que les preparaban los moros y con ello evitarlos. Luego llegó el momento más significativo de las Fiestas de la Reconquista, cuando la Síndico Portadora inclinó la Gloriosa Enseña del Oriol ante el Altar Mayor en un gesto tradicional y de sumo respeto. Ya sólo quedaba la fiesta, el desfile por las calles del municipio que acabaría devolviendo el Oriol al Ayuntamiento entre música, pétalos y cohetes.
La exposición de la Gloriosa Enseña acabó a las 12 de la noche. Después de veinticuatro horas a la vista del pueblo el emblema de la ciudad fue devuelto a la vitrina en la que permanecerá los próximos 365 días del año.
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