Se han colocado en parques y plazas para facilitar a estas aves su refugio, ya que en la actualidad no tienen sitio para reproducirse
El edil de Parques y Jardines, Domingo Soler, ha anunciado hoy que se han colocado 110 nidos para gorriones en las plazas y parques de la ciudad “para salvar a estas aves que forman parte de nuestro paisaje y que antes se refugiaban en los tejados y que por el tipo de construcción que en la actualidad se realiza no tienen sitio para reproducirse”.
Los nidos, que están hechos con tablero marino para que no se hinchen con la lluvia, tienen unos agujeros adaptados al tamaño de estas aves para que no entren otro tipo de aves o mamíferos -como ardillas- y sirvan para cumplir su objetivo.
Soler también ha informado de que los presupuestos de 2018, para los que se destinan más de tres millones de euros al mantenimiento de las zonas verdes, contempla con el resto recuperar espacios que se ven “abandonados”. Empezaremos por la zona Norte con los parques de La Siesta, Molino del Agua, Lo Albentosa, Aromático o la zona de Torre Cristina –saliendo para Crevillente, frente al Parque Natural-, porque no podemos permitirnos que la primera imagen que se vea de Torrevieja sea esa”, ha dicho el concejal, quien ha matizado que después seguirán trabajando con los parques del Sur.
“Las plazas de Oriente y Miguel Hernández también serán otras zonas que serán remozadas y vamos a asumir las zonas verdes que ante situaciones devenidas por la forma de urbanizar que ha habido en Torrevieja han quedado abandonadas tanto por constructores como por el Ayuntamiento”. En este sentido, Soler ha recordado que ha habido una modificación en el contrato de mantenimiento de zonas verdes en el que se han incluido miles de metros que antes no se tenían en cuenta”.
En cuanto a la sustitución de palmeras que ha habido que quitar porque estaban afectadas por el picudo y podrían haber provocado algún accidente si hubieran caído, el concejal ha explicado que la plaga del picudo es muy difícil de erradicar y cuando una palmera está afectada, “tardará dos o tres años con tratamiento pero terminan muriendo”. Una vez dicho esto, ha afirmado que “aquellas que puedan sustituirse, se hará sin ningún problema pero las palmeras ‘canariensis’ de 80 y 90 años es muy difícil que puedan cambiarse por otras por el coste y porque el picudo no da tregua”.
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