Nos guste más o nos guste menos, ya tenemos el AVE Madrid-Alicante en funcionamiento. Quienes valoran el papel que las grandes infraestructuras tuvieron en el desarrollo de la provincia de Alicante en un pasado reciente, ven ahora el AVE como una oportunidad para nuestra maltrecha economía en una triple dirección que puede favorecer a la industria turística y al comercio: la recuperación de los viajes de negocios, la intensificación del turismo residencial y la revitalización del turismo de los fines de semana.
Dos problemas que habrá que solucionar pronto son la excesiva duración del trayecto, que debería acortarse a dos horas, y el precio de los billetes, que no debería ser superior al que tenían los trenes de la larga distancia a los que sustituye el AVE.
Con el AVE, los viajeros llegan de Madrid a Alicante en menos tiempo, pero hay que tener presente que muchos de ellos no tienen su destino final en la capital alicantina. Necesitan desplazarse a otras localidades también turísticas, como Torrevieja y otras, cuyas conexiones en trasporte público son deficitarias e incluso imposibles a partir de determinadas horas que coinciden con las llegadas de los últimos trenes a Alicante ciudad.
Si se pretende que el AVE sea una infraestructura dinamizadora de la economía de toda la provincia, habrá que centrar el esfuerzo económico en solucionar el grave problema que existe en las infraestructuras ferroviarias de cercanías. Resulta incomprensible que las importantes poblaciones turísticas del litoral sur de la provincia –Santa Pola, Guardamar, Torrevieja y Pilar de la Horadada- carezcan de conexión ferroviaria con Alicante (o en su defecto, con Orihuela o Elche). Y también resulta incongruente que, por el norte de la provincia, no exista un tren que conecte Denia con Gandía. Mientras no se acometa la realización de estas infraestructuras ferroviarias, el territorio de la Comunidad Valenciana no estará vertebrado y se perderán oportunidades para la recuperación económica y para facilitar a sus habitantes un trasporte cómodo y menos contaminante.
En Torrevieja, con una población censada superior a los 100.000 habitantes y 200.000 residentes (y que alcanza los 500.000 en agosto), el tren es una reivindicación muy sentida, como demuestran las 11.000 firmas recogidas por Los Verdes pidiendo el tren para Torrevieja en julio de 2012.
Anteriormente, el 28-12-10 conseguimos que el pleno del Ayuntamiento de Torrevieja acordarse solicitar la recuperación del tren en Torrevieja, planteando la inclusión de nuestro municipio en los planes ferroviarios del Plan de Infraestructuras Estratégicas y en el Corredor Mediterráneo, así como la incorporación a la red ferroviaria de cercanías.
Pero nos ha pillado el AVE de Alicante sin que, hasta la fecha, el equipo de gobierno del PP local haya mostrado la menor diligencia en atender ese mandato plenario como se merece. Deben de estar muy ocupados con los móviles municipales, visitando los juzgados o desarrollando actividades lucrativas para sus propios bolsillos.
Aunque Torrevieja esté del tren olvidada por parte del Gobierno Central, de la Generalitat Valenciana y del equipo de gobierno del Ayuntamiento, los torrevejenses no nos olvidamos de que queremos el tren en Torrevieja. Es de razón y de justicia.
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