Los Azotes y la Hermandad Penitencial del Cristo de Zalamea culminan la intensa jornada de procesiones en Orihuela
El Domingo de Ramos es una jornada de emociones intensas y contrastes en Orihuela. Del júbilo por la conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén con la bendición y procesión de las Palmas por la mañana se pasa al luto con el que tiñen las calles las cientos de mantillas que procesionan por la tarde con la Mayordomía de Nuestra Señora de Los dolores.
Por la noche es el turno del morado y rojo de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Flagelación, popularmente conocida como Los Azotes, que recuerdan el calvario de Jesucristo en su camino hacia la cruz. Los nazarenos con túnica morada y capirote acompañaron a los pasos de La Flagelación de Enrique Galarza y La Coronación de Espinas de Manuel Ribera, ambos en trono de plata de Orrico. La Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Flagelación de Guardamar del Segura puso la música tan característica de esta noche.
La sobriedad de la noche del Domingo de Ramos continúo con la salida en procesión de la Hermandad Penitencial del Cristo de Zalamea que sacó a la calle la talla del santísimo cristo que les da nombre y a María Santísima del Consuelo, ambas de autor anónimo. La salida de esta hermandad se produjo como es norma desde el convento de San Juan para unirse a la carrera oficial en el Paseo Calvo Sotelo y llegar hasta el Santuario de Monserrate.
Con túnicas blancas y capas y capirotes negros los nazarenos del Cristo de Zalamea volvieron a dejar muestra de la seriedad que les caracteriza y de la que ya hicieron gala el Viernes de Dolores cuando una representación de esta hermandad procesionó junto a la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias y el Santísimo Cristo de los Agobiados, fruto de un hermanamiento entre ambas entidades con motivo del 50 aniversario de la primera de ellas.
Deja tu comentario