Mateo Marco Amorós / A cara descubierta
Joaquín Marín / Fotografía
El uno de mayo falleció César Alonso de los Ríos. Descanse en paz.
Tengo por «de lectura obligada» su ensayo titulado «Si España cae… Asalto nacionalista al Estado». Aquí barajó una idea constante en otras obras suyas, la idea de que la izquierda española –equivocándose– había renegado de España. Para él, como comentaba en una entrevista en ABC, la renuncia de la izquierda a la idea de España suponía una doble derrota: «la propia de la guerra y la que se impone al despreciar ese concepto.» Después… El franquismo patrimonializó la idea de España, constriñéndola, reduciéndola como tantas veces ha sucedido en la historia de España. Sobrándonos españoles.
Para entender al autor hay que conocer aquellos años en los que militantes y dirigentes de la izquierda española renunciaron a decir España recurriendo a circunloquios como «Estado español» o «en este país». —Dije España y digo España —afirmaba Alonso de los Ríos. Años de Transición en los que, para Alonso de los Ríos, se salvó el Estado pero no la Nación. Años de Transición y siguientes en los que al tiempo que se despreciaba la idea de Nación, resultaba muy democrático el desarrollo de los nacionalismos separatistas. En «Si España cae…» acusa al nacionalismo separatista de carroñero y manipulador de la Historia. De chantajista y egoísta. Empeñado en dejar huérfanos de Nación a los españoles.
Nuestro aprecio a su pensamiento se fundamenta en su defensa del conocimiento histórico: «Frente a los nacionalismos –decía–, la Nación. Frente a la irracionalidad de los nacionalismos, la racionalidad de la Nación. Frente a la exaltación de la historia, de la estética y las costumbres, la defensa del hombre en su historia y en su medio.» Así para recuperar la idea de España necesitamos hacer memoria de España sin manipulaciones burdas. Memoria, historia y cultura. La cultura como vehículo de unidad nacional. De cohesión. En la memoria de la España de Alonso de los Ríos está Ortega y Gasset, Unamuno, Ganivet, Machado, Gil de Biedma, Azaña… —Soy español por los cuatro costados, aunque no sea españolista —dijo Azaña. Español, no españolista. Por los cuatro costados.
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