Jesús Murgui, de 74 años, recibió la primera dosis en una casa sacerdotal, considerada una residencia de mayores, pese a que vive en la residencia episcopal, situada a escasos metros
El Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, de 74 años, recibió el pasado 8 de enero, junto a otros sacerdotes vinculados a la Casa Sacerdotal de Alicante la primera dosis de la vacuna de Pfizer contra el Covid-19, según ha confirmado el Obispado en un comunicado firmado por el Vicario General, Vicente Martínez, tras hacerse pública su vacunación.
La Conselleria de Sanidad considera como una residencia la Casa Sacerdotal de Alicante, ya que allí conviven sacerdotes de avanzada edad, pero la polémica surge porque el Obispo Murgui no es residente en este inmueble, sino que vive en la residencia episcopal. Ambos edificios están muy próximos y según aduce el Obispado en su comunicado “el obispo diocesano ha estado vinculado sanitariamente en la Casa Sacerdotal desde el año 2007”.
El comunicado aclara que Jesús Murgui “desde que tomó posesión de la Diócesis, en septiembre de 2012, tiene como servicio médico común al de todos los sacerdotes de la Casa Sacerdotal”.
“El Señor Obispo no ha buscado ningún trato de favor sanitario, sino que ha cumplido el protocolo prescrito, como en las demás situaciones sanitarias que ha vivido”, explica el escrito. En este sentido, señalan que “siempre que ha tenido lugar alguna campaña de vacunación en la que se ha convocado a los miembros de este centro, por ejemplo la vacunación anual de la gripe, el Obispo también ha sido convocado”.
Tras la vacunación, ante la sospecha de algún caso de coronavirus en dichas instalaciones, el Sr. Obispo fue convocado con todos los demás a hacerse una prueba PCR y ha estado confinado el tiempo que se ha señalado, como el resto de sacerdotes, siguiendo los protocolos sanitarios.
La Conselleria de Sanidad ha abierto una investigación para aclarar si es uno de los posibles casos de vacunación irregular, que se suma a la investigación de otros 62 casos de personas que recibieron la primera dosis de Pfizer sin pertenecer a los protocolos establecidos, entre ellos diez cargos públicos.
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