Los especialistas recomiendan para esta desescalada una exposición solar muy progresiva y con protección para evitar quemaduras
El día 13 de junio es el Día Mundial del Cáncer de Piel. Por ello, desde la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública se quiere lanzar un mensaje para advertir a la población sobre los riesgos y peligros que puede suponer una excesiva exposición solar tras el período de confinamiento de los últimos meses.
Actualmente, la tasa de incidencia de melanoma en la Comunitat Valenciana es de 12,5 por cada 100.000 habitantes, y representa el 2% de todos los cánceres en la Comunitat.
En cuanto a la edad media de las personas con melanoma, es de 61 años en las mujeres y 63 años en los hombres. Por otro lado, la tasa de mortalidad del melanoma es de 2,5 por 100.000 habitantes según las últimas cifras de 2017, el 62% fueron hombres y el 38% mujeres.
Este año, tras un largo período de confinamiento debido a la pandemia de coronavirus, resulta necesario extremar las precauciones con la exposición solar. Según los especialistas del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de la Ribera, la piel aprovecha la primavera para comenzar a broncearse de forma paulatina y, así, aumentar los niveles de melanina, un pigmento que actúa como protección natural de la piel y el cabello ante las radiaciones solares.
Sin embargo, según explica la jefa del Servicio de Dermatología del Hospital de Alzira, Carmen Ortega, «debido al confinamiento no hemos podido disfrutar con normalidad de la primavera, por lo que nuestra piel no se ha preparado para el verano ni presenta unos niveles de melanina altos».
«Así, si aprovechando la desescalada las personas se exponen al sol sin tomar precauciones, es fácil que su piel se queme en menos tiempo del habitual. En este sentido, es fundamental concienciar a la población de que la quemadura solar es uno de los principales factores de riesgo para la aparición de melanomas», ha señalado la doctora Ortega.
Exposición solar progresiva
De esta forma, los especialistas aconsejan que, una vez finalizado el confinamiento, la exposición solar se lleve a cabo de forma muy progresiva, con dosis diarias muy pequeñas para la piel.
«Por ejemplo -explica la doctora Ortega-, los primeros días no se deben exceder los 20 minutos de exposición solar, entendiendo por ésta no solo el momento en que la persona se sienta o tumba a tomar el sol, sino también el momento en que vamos por la calle para realizar cualquier tipo de gestión o cuando realizamos deporte. Posteriormente, puede irse aumentando de manera escalonada la exposición dependiendo del tipo de piel y con especial cuidado en las personas de piel clara».
Igualmente, se recomienda evitar la exposición al sol entre las 12:00 y las 16:00 horas, que es cuando la incidencia de los rayos ultravioleta es mayor. Asimismo, es importante el uso de cremas solares con un factor de protección alto, aplicando una capa uniforme y lo más gruesa posible sobre la piel, sin olvidar zonas sensibles como las orejas o los labios.
Además, también se pueden utilizar otros recursos de protección como sombrillas, gorras o camisetas de manga larga.
Según la jefa de Dermatología del Hospital de la Ribera, «no debemos dejarnos llevar por las ganas de estar al aire libre y exponernos al sol tras este largo periodo de confinamiento. Hay que recurrir al sentido común para evitar daños cutáneos que pueden llegar a ser graves».
A diferencia de otros tumores más difíciles de apreciar a simple vista, las lesiones malignas de piel pueden verse y detectarse en una fase temprana, lo que ayuda enormemente a un mejor pronóstico y supervivencia de los pacientes.
En este sentido, los dermatólogos del Hospital Universitario de la Ribera recomiendan la revisión periódica de la piel y prestar atención a aquellas pecas que han cambiado de tamaño, forma, color, picor, sangrado o ulceración, o lunares con asimetría, bordes irregulares, color heterogéneo y diámetro superior a 6 milímetros.
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