El Club salinero vence por la mínima al Monforte y rompe la racha de derrotas en la que se encontraba.
El Monforte visitaba Torrevieja, con la intención de seguir pescando en río revuelto, mientras que los salineros trataban de amansar las aguas. Lo que prometía una campaña exitosa se ha transformado en un intento de salvar el año lo mejor posible, y sufriendo. Para acabar decorosamente el año, se necesitarán algunas sesiones más como ésta, aun con la incertidumbre que ha lleva pareja.
La fría tarde se presentaba con una clara encrucijada, o se cortaba la racha negativa, o ya estábamos metidos de lleno en el lío. No cabía un nuevo tropiezo contra el Monforte, un conjunto que no está demostrando nada especial en la categoría. Sus primeros minutos fueron tímidos, al limitarse a presionar —cada vez más atrás— a los locales en los intentos de éstos de elaborar jugadas. Pedreño dispuso su habitual esquema con tres centrales, si bien era mayor la proyección ofensiva de los laterales, Manu Amores y Juampe. Los blanquiazules abusaban a veces, más de las deseadas, del regate y se mostraban premiosos con el balón en los pies. Poco a poco fueron cayendo en el atasco, al perder la frescura inicial. Aunque mantenían la posesión de la pelota y el supuesto control del juego, no se traducía en oportunidades. La más clara de este primer periodo fue un cabezazo de Vicente Zaragoza, desviado por el otro palo, a saque de esquina de Calderón. En las acciones tácticas tampoco andábamos finos, al desperdiciarse numerosas situaciones de este tipo con el especialista, el citado Calderón, centrando con peligro pero sin remate posterior. De modo que el Monforte fue animándose en los minutos previos al descanso. A los 40, Manu Vidal rechazó con el pie un remate de Juanjo tras centro de Máñez en golpe franco. Providencial estuvo el guardameta.
Sabido es el delicado momento anímico por el que atraviesa el equipo. El caso es que los torrevejenses salieron con una actitud más ofensiva en la reanudación, dispuestos a marcar cuanto antes para espantar los fantasmas que vagaban por el estadio. Pero el reloj avanzaba y las incursiones por las bandas con posterior centro raso no encontraban rematador. El esfuerzo no hallaba premio y se acentuaba la inquietud. Incluso, la descomposición de líneas pudo costar un disgusto a los veinte minutos —sólo tres antes del gol—, cuando Puerto recibió en diagonal de Máñez y escorado a la izquierda se plantó solo ante Manu Vidal, que volvió a salvar los muebles y la casa entera, con la posterior ayuda de su tocayo Amores.
Después, en una acción en que la defensa monfortina quedó descolocada, por fin se veía puerta. Calderón tuvo el temple de regatear al portero y establecer el que sería marcador definitivo. Como la memoria reciente advertía, a partir de ese momento, los propósitos consistían, además de mantener la concentración y la disciplina, en que no ocurriera nada extraño, nada fuera de lo normal que alterara el rumbo de los acontecimientos.
La mínima ventaja en el marcador, y dados los antecedentes, podía esfumarse en cualquier lance desgraciado, lo que trajo la inquietud al cuadro local. Había que ampliar el marcador para evitar contingencias desagradables. A los 30 minutos, Calderón cedió por la izquierda a Beltrán, solo ante Jona, y éste rechazó con el pie el remate raso. Primera opción de tranquilidad que se evaporó. A los 39 vino la segunda, en otro contragolpe —con Alberto caído en el área local tras cabecear un córner—, fue un pase de Beltrán para Santi, a quien el portero se le echó encima para taparle la vaselina. Otra a los 40, un centro de Manu Amores que pilló adelantado a Santi en su intento de testarazo. Y la última, a los 42, muy similar, una penetración de Juampe por su lado con centro raso al que no llegó Tenza en el otro palo para empujar a la red. Habíamos tenido muy cerca el segundo tanto y, al no consumarlo, luego hubo que pelear en el tramo final —cinco minutos de prolongación— para mantener la renta. Los golpes francos y el último saque de esquina en contra fueron un calvario. Pero la defensa respondió —como el resto del equipo, entregado en la causa— y ya no hubo más desgracias. Esta vez sí, el CD Torrevieja volvía a saborear una victoria, que ha llegado muy oportunamente.
FICHA TÉCNICA
Categoría: Preferente Valenciana. Grupo: cuarto. Temporada: 2017-2018. Jornada: 23.
Estadio: municipal Vicente García (césped natural). Fecha: domingo 18 de febrero de 2018. Hora de comienzo: 16.30.
Club Deportivo Torrevieja (camiseta blanca, calzón azul, medias blancas con vuelta azul): Manu Vidal, Lewis, Juampe, Walid, Vicente Zaragoza ©, Tenza, Manu Amores, Ramiro (Santi 61’), Beltrán, Pablo Coria (Arturo 87’) y Calderón (Kevin 89’). No jugaron: Kian (portero) y Cristian. Entrenador: Antonio Pedreño Saura.
Monforte Club de Fútbol (camiseta roja con costados amarillos, calzón rojo, medias rojas con vuelta blanca): Jona, Pedro, Juanjo (Alberto 53’), Asensi, Ortiz, Gabri, Marcos (Herminio 78’), Máñez, Llopis, Polo (Lara 3’) y Puerto. No jugó: Miguel (portero). Entrenador: Pedro Miguel Egido Ramírez.
Árbitro: Rodríguez Mejías (José Carlos), de Elche, auxiliado por Matéu Roselló (Gabriel) y Peña Blanque (José). Amonestó al local Antonio Pedreño (entrenador, 89’) y a los visitantes Marcos (55’), Máñez (68’) y Gabri (69’).
Incidencias: El partido se jugó con viento de levante y con el cielo encapotado, aunque no llovió. Polo hubo de retirarse lesionado. Se encendieron los focos del estadio a los 18 minutos del segundo tiempo. El Torrevieja consigue una victoria después de diez jornadas consecutivas (la anterior fue en San Vicente, en la duodécima jornada, el 18 de noviembre).
El gol: 1-0, 67’: Calderón recibe por la izquierda de Beltrán en una situación de tres contra dos, entra en el área, regatea a Jona hacia dentro y marca a puerta vacía.
Leave a Reply