Orihuela se quedó a oscuras, cumpliendo con la tradición de esta procesión
Con la primera campanada de las once de la noche, se abrieron las puertas de la Iglesia de Santiago para dar inicio a la procesión de la Hermandad del Silencio. Unos minutos antes, y siguiendo con la tradición, las calles por donde se desarrolló el recorrido, se quedaron a oscuras en señal de respeto por la muerte, en la cruz, del hijo de Dios, respetando la tradición de esta singular procesión.
Miles de penitentes, organizados en dos filas, fueron poco a poco tomando las calles de Orihuela, al ritmo de la bocina sorda y de los tambores que, de tanto en tanto, iban marcando el paso. Un cortejo sobrio donde la fe destaca sobre otros artilugios más estéticos. Muchos de los hermanos penitentes realizaron el recorrido cumpliendo sus promesas; unos descalzos, otros cargando con cruces, tal como hiciera Cristo durante su Pasión, para redimir sus pecados y lograr la ayuda de Dios.
Posteriormente, llegó el momento de la llegada de la imagen titular de la Hermandad, el Cristo del Consuelo. Obra característica del neoclásico, tallada en 1795 por el escultor valenciano José Puchol, que representa la imagen de un Cristo, ya muerto en la cruz, sobre un trono elaborado por Juan Balaguer. El Canto de la Pasión acompañó, en varios puntos del recorrido, a la imagen del crucificado con sus emotivas composiciones.
Tras él, miles de fieles acompañaron la imagen del Cristo alumbrando con velas y cirios, unos por fervor, otros por promesas, velaban la imagen mientras iluminaban, con la luz de su fe, el casco histórico de Orihuela.
Puedes ver el vídeo de la procesión aquí:
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