Laura F. / A propósito de
¡Ya está bien! Tanto caso que hacemos de Europa para lo que “nos” interesa y tan poco para lo que conviene. En el año 1996, Federico Mayor Zaragoza, entonces presidente de la UNESCO, le solicita a J. Delors un Informe para la UNESCO, a la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, de la cual este señor fue el presidente. Dicho informe se tituló “La educación encierra un tesoro”. De esta frase surgió mi libro sobre la necesidad de atender la Educación Emocional. Este documento se basa en las necesidades que tendremos que afrontar en el mundo futuro, tales como la globalización y la superpoblación, la necesidad de una cohesión social para una mejor democracia, el crecimiento económico y el desarrollo humano y el planteamiento de la necesidad de una “buena” educación desde la base hasta la universidad, para afrontar los retos de un mundo cambiante y difícil. Yo lo recomiendo.
Es una lección de reflexión por y para el ser humano del futuro. Lo que quiero destacar de esta es que al proyecto abarca todos los aspectos y necesidades del ser humano, para que surjan ciudadanos preparados, responsables y honestos. ¡Una utopía! Pero es posible si se quiere. E incluso si no se quiere como vamos comprobando en algunos lugares, por ejemplo, la Inteligencia Emocional ya se trabaja en la aulas. Y es que es de una hipocresía apabullante lo que está ocurriendo, sobre todo, en el campo educativo. Cómo se antepone las órdenes económicas europeas por encima de la infancia y de la juventud del propio país. Los gobiernos, que deben se garantes del bien común, se pasan por el forro su responsabilidad, para obedecer a los dictámenes de los lobby´s que, a su vez marcan el paso de los gobiernos, dejando a millones de niños y adolescentes sin las defensas necesarias para hacer frente a un mundo cruel y veloz. Porque el que no de la talla en lo que “ellos “quieren, queda excluido y es carne de masa alienada. Dentro de las necesidades de una buena educación, dice el informe, está la de la formación espiritual, la del sentido de la trascendencia.
Pero claro, lo que interesa es la formación en aquellas materias que hagan eficientes y productivos a los trabajadores. Y no estoy hablando sólo de “religión”, pero sí estoy hablando de religión porque es la única materia del currículo escolar que trata de los aspectos del espíritu, de la sensibilidad de que lo no vemos ni sabemos, cosa que ahora la física cuántica avala. Incluyo la Filosofía, desde luego. Pero este Informe Delors ya se puso en marcha en muchos países de la Unión bien pronto, excepto…en el nuestro que se cuestiona cada media hora. ¡Ya está bien! Estamos en manos de “iluminados” que se creen en posesión de la verdad, de tantas verdades como ideologías. Que si la Iglesia no paga IBI, que si los casos de pederastia, que si …, sí todo eso hay que verlo y condenarlo, pero nada que ver con la actividad social y con la enseñanza religiosa. Todo se centra en la “jerarquía eclesiástica”, pero ¿Y los que no somos jerarquía? Que nos vayan dando. ¿No? De todos los países de la Unión, todos, tienen la asignatura religiosa obligatoria, como una más de currículo.
Sólo Francia, que la sacó de la escuela en su momento, pero se dio cuenta del error y la volvió a meter por decreto en el 2006, porque “el olvido e ignorancia de la religión podía tener consecuencias catastróficas para la cultura en general y la memoria colectiva”. Intentando ofrecer a los alumnos una “base común” de conocimientos históricos y religiosos. La asignatura iba a comenzar a impartirse en 2012, pero su aplicación se suspendió con la llegada al Elíseo de François Hollande. Pero ahí está. Reconocida como necesaria. Y aquí, en España, cada partido político, por inquina a la Jerarquía Eclesiástica, tiene que jorobar al personal. Pues entienda señores políticos, iluminados del mundo, la enseñanza del Hecho Religioso, es imprescindible; y además, la cultura religiosa aporta eso, una vasta cultura que los alumnos que no al dan, jamás tendrán, quedando su formación bastante coja. ¡Ya está bien! Nos privan de un derecho y eso es anticonstitucional. ¡Claro! ¡La Constitución! Eso sí que se está convirtiendo en una utopía.
Deja tu comentario