Regreso al futuro

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Mateo Marco Amorós / Bardomeras y meandros

Joaquín Marín / Fotografía

Si Dios quiere, en el año 2440 cumpliré cuatrocientos setenta y siete años. De ser, no sé si para entonces estaré vacunado contra la COVID-19 pero podré comprobar hasta qué punto la ucronía que Mercier escribió en 1771 es o no es. Algunas cosas que el francés atisbó, ya son. Otras mejor que no sean.

Regresamos al futuro de la mano de la catedrática María Luisa Sánchez-Mejía que en un artículo publicado en LA AVENTURA DE LA HISTORIA –ejemplar de febrero de 2021– nos resume la novela. Transportados al siglo XXV nos encontramos en una ciudad por más peatonalizada, más humana y hermosa. Donde hay amplias avenidas. Y jardines en las casas. Una ciudad limpia con espacios y actividades saludables. Decorada con estatuas y monumentos dedicados a benefactores de la humanidad tras haber realizado una purga iconoclasta contra los que representaban a malvados reyes y guerreros. La monarquía pervive como forma de gobierno. Pero el rey resulta un monarca ciudadano, benevolente, sencillo. La religión, prescindiendo de iglesias y clérigos, se reduce a venerar al Ser Supremo en un gran templo desornamentado. Aunque existen diferentes categorías sociales, lo que se valora en ese mundo futuro es el mérito. No hay igualdad social pero los que tienen riquezas son solidarios con los desafortunados. El Estado se nutre de impuestos ofrecidos voluntariamente por quien puede pagarlos.

Mercier ubica su ucronía en Francia, más en un París renovado. Pero en el relato también alude a otros países como China, Japón, Persia, India, Imperio Turco… Señalando para ellos la superación de lo negativo que les caracterizaba. Sobre España, no obstante, pesa el influjo de la Leyenda Negra, acusándola de genocida por la conquista de América. Y esto pese a haber borrado el nombre de Felipe II de su lista de reyes. En el ámbito de la justicia, para 2440 habrán desaparecido leguleyos y jueces corruptos. Y con ello la tortura. Siendo, permítasenos la redundancia, una justicia más justa.

Se nos quedan hoy en el tintero aspectos que nos importan. Pero como de aquí al 2440 aún falta mucho tiempo, continuaremos la semana que viene. Tiempo al tiempo. Si Dios quiere.

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