A propósito de… / Laura F.
Después de un año, más o menos, ausente de estas páginas vuelvo a ponerme en contacto con ustedes. Si les place. El caso es que nuestro país y el mundo tienen multitud de temas de los que opinar por lo injustos, desagradables y faltos de sentido común. Hemos terminado el año, conforme lo empezamos. Es cierto que hay noticias buenas, pero son las que apenas salen y , por otro lado, son lo que debería ser para un mundo, ya que el siglo XXI que presume de avances científicos, tecnología, etc. Bueno. Que tema hay…! Pero estoy desanimada y mi centro de atención es otro. Este año que pasado lo dediqué a una tarea en la que ya llevo muchísimo tiempo, pero que ahora la he orientado de otra forma.
Es fruto de muchos años de experiencia, que muchísimos maestros y no maestros llevamos a cabo, pero que nunca se ha tratado como aspecto esencial de la educación. Esto que voy a decir no lo pienso yo sola. Por supuesto. Que ya en España hay muchos profesionales y centros escolares que está llevando a cabo sus proyectos teniendo en cuenta la Inteligencia Emocional, tan importante desde el vientre materno hasta los seis-siete años y su repercusión posterior en la vida del un ser humano. Así que he decidido dedicar mis fuerzas a convencer a los padres de la importancia básica de esta inteligencia. ¿Por qué? Pues porque si nuestros hijos e hijas tienen una equilibrada inteligencia emocional, podrán desarrollar sus vidas y todo aquello a lo que aspiren con éxito. Si todos los que creemos en esta vía educativa pudiéramos persuadir a las familias y éstas hicieran un esfuerzo por exigir un sistema educativo digno…. Entonces: Sería posible pensar en un futuro mejor para nuestros retoños. Es probable que piensen que soy una “utópica”. Seguramente sea así, pero mientras exista una posibilidad, lo seguiré intentando.
Cuando se quiere de verdad y me doy cuenta de los errores cometidos con mis hijas, por la falta de información, desearías volver atrás en el tiempo para subsanar los desaciertos cometidos y las consecuencias de los mismos. “Si me lo hubieran dicho…”. ¡Pues bien! Yo ya te lo estoy diciendo. Existen personas muy reacias a este tipo de temas educativos y no entiendo porqué cuando todo el mundo sabe que aprendemos por emociones. Echemos la vista atrás en el tiempo y … ¿De qué nos acordamos? De lo que nos impactó. Bien por felicidad y alegría o porque sentimos entonces pavor o preocupación. Así que este es mi propósito desde hace un año y proyectado hacia el futuro, el poco o mucho que me quede. Como madre y profesional, y después de tantos años en el mundo educativo…he llegado a esta conclusión y reto. Creo que seré pesada, incluso hasta cargante, pero es lo que hay. Si tienen a bien acompañarme, estupendo. Si no. Lo lamentaré. Porque nunca es tarde para aprender, porque aprendiendo en lo que es la Inteligencia Emocional para nuestros hijos y nietos, somos nosotros los que nos estaremos beneficiándonos, ya que para educar en Inteligencia Emocional a nuestros peques, somos nosotros los primeros que debemos hacerlo. Y todos sacamos ganancia para una vida más sabia y feliz.
¿Saben que una persona con una Inteligencia Emocional equilibrada tiene mejor salud? ¿Qué al sentir autoestima tiene la base necesaria para desarrollar habilidades sociales? Y así sucesivamente. ¡Ah! Y también insistiré en las Inteligencias Múltiples. Porque estoy muy cansada de escuchar a los jóvenes ante la pregunta: “¿Qué vas a estudiar?” Y la respuesta es:” Lo que tenga más salidas laborales”. ¡Por Dios! Dejemos que sean para lo que han nacido. Que desarrollen sus dones o su don y no que toda su vida sea una desdicha por tener que trabajar en lo que odian. Háganme caso, que sé de lo que hablo. Bueno. Esta es mi forma de volver. Y, aunque parezca una tontería, créanme, es lo más importante en la vida de un ser humano.
Deja tu comentario