Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro
Joaquín Marín / Fotografía
Me permitirán que en esta ocasión hable no de mi libro sino del libro sobre mis antepasados: «Historia y genealogía de una familia: ‘Los Rusos’ de Villena». Obra laboriosa de José García García. Lo presentó en el Círculo Agrícola Mercantil Villenense, descubriéndonos que en nuestro caso somos «Ruso» por los cuatro costados.
En 1994, cuando la gran concentración familiar reseñada en el libro Guinness de los récords, sabíamos que pertenecíamos a los «Rusos» de Villena por parte paterna. Nuestro abuelo Joaquín Marco Hernández era Joaquín «el de la Rusa». Ahora sabemos que por parte materna también, porque nuestro abuelo Mateo Amorós Tomás, no obstante más conocido como Mateo «el del Infierno», pertenecía a los «Rusos».
Lo del «Infierno» de nuestro abuelo es porque nació en la casa del Infierno, en la partida de los Alhorines, partida disputada siglos con Caudete y trastornada en poco tiempo por múltiples elementos (autovía, canteras, cárcel, embalse, trasvase y postrasvase, AVE, planta solar…). Allí la casa del Infierno pero también las de la Gloria y del Purgatorio. A mi abuelo le tocó nacer en la del Infierno. Bromeaba con ello diciendo que no podía ser bueno. Pero era bueno. Muy bromista pero bueno. Los apodos, ya se sabe, unos los llevan con orgullo como blasón, otros los abominan como baldón.
El trabajo de José García es continuidad jugosa de otros estudios precedentes que se habían centrado en las nueve ramas descendientes de María Hernández Sáez. Así los quehaceres de Francisco Menor Hernández, Francisco Hernández Menor y Pedro Albuixech Hernández. La gran aportación de José García es la reivindicación como «Rusos» de las ramas, también nueve, de Josefa Hernández Sáez, hermana de María. Lo de «Ruso», al margen de explicaciones fascinantes, parece que se justifica con la hipótesis lógica que planteó Victoria Hernández Tomás, derivando el apodo del apellido Rus. La genealogía es género de ganchillera que puede resultar fría como borrachera de nombres, apellidos, fechas… José García humaniza el estudio glosando datos de personas relevantes, metiendo en el libro mucho corazón. Razones tiene para ello viniéndole el vínculo con los «Rusos» de donde le viene.
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