Por José F. Aix, portavoz de Ciudadanos Orihuela
Si usted tiene una propiedad en suelo oriolano y no sabe qué hacer con ella, llame al PP de Orihuela. Tendrá que acertar, eso sí, con el interlocutor y con el corredor, pero es muy probable que haga la operación de su vida. No se preocupe si la ubicación no es la mejor, si su inmueble está en ruinas o si pide más de lo que usted mismo cree que vale, pues, a buen seguro, alguien se lo arreglará. Con más o menos “creatividad” siempre hay un Houdini en esta bendita ciudad que te hace un truco emulando al mejor ilusionista de la historia y te deja ojiplático. Recuerden, por ejemplo, el intento de “permutazo” de Almagro con San Agustín, Santo Domingo y el Oratorio, o la insistencia de Bascuñana por comprar el edificio de la CAM, curiosamente culminada ahora por Vegara. Pronto les contaré más cosas…
Lo peor de la forma de proceder de los sucesivos gobiernos populares es que nos han impuesto a los demás la desconfianza como método en nuestra interacción con ellos: desconfianza si les haces oposición y desconfianza si eres su socio. “El piensa mal y acertarás” no es es el mejor punto de partida para afrontar una relación, ya sea de pareja, de amistad, empresarial o, como es en este caso, política. Pero esto es lo que, muy a nuestro pesar, nos ha tocado. Y es que ese esa duda “epistemológica” que tenemos sobre la forma de proceder de quienes más tiempo han gobernado Orihuela en los últimos treinta años ha pervertido inevitablemente nuestra posición sobre demasiados asuntos. ¿Hay que darle una solución a San Agustín? Sí. ¿A los terrenos ocupados de Santo Domingo? Por supuesto. ¿Cerramos el Oratorio o le buscamos una solución? Sin duda, la segunda opción. ¿Le interesa a Orihuela comprar la CAM? Podríamos discutirlo. Entiéndame: el problema no es siempre el qué, sino el cómo y el por qué.
Revisando en mi ordenador documentos de un pasado no tan lejano, me he encontrado con el primer intento de comprar la CAM por ¡¡tres millones de euros!! Da para un artículo monotemático explicar cómo surgió el arrendamiento con opción de compra del edificio, con qué fines se forjó esta operación y por qué el alcalde de entonces redondeó más adelante muy al alza la valoración del técnico municipal cuando, curiosamente, el informe del técnico municipal decía literalmente que “la actual coyuntura sanitaria –en alusión al COVID- y económica hace que el sector inmobiliario se encuentre en un momento de incertidumbre, contracción y de bajada generalizada de precios”. También podríamos explicar nuevamente que, como alternativa, planteamos invertir quinientos mil euros en accesibilidad para Orihuela Costa, hacer un escenario y vestuarios en el parque de Desamparados e importantes inversiones en pedanías como el Raiguero de Bonanza, Hurchillo, San Bartolomé, El Badén o La Campaneta en sustitución de ese pelotazo caprichoso. Propuesta, dicho sea de paso, votada en contra por el Partido Popular.
Hace poco hemos visto que el alcalde ha anunciado en prensa la adquisición de este edificio por dos millones de euros y reconozco que, inevitablemente, lo primero que pensé fue que le habíamos ahorrado a los oriolanos un millón de euros por nuestra negativa a apoyar aquella operación. ¡¡Un millón menos en dos años!! ¿Hay una nueva valoración por parte de algún técnico? ¿Han bajado los precios a pesar de que el técnico decía que en pandemia los precios eran más bajos? ¿Sabe Vegara de verdad qué hacer con este edificio y cuándo costaría su renovación integral?
En esto de la CAM como en el anuncio sobre San Agustín tienen los populares actitudes de nuevo rico. Acuérdense de los primeros años del nuevo milenio cuando el dinero se gastaba sin temor y el valor de las cosas dependía simplemente de la intensidad del deseo del comprador. Pues eso, nos encontramos con un gobierno que, préstamo bancario mediante, dispone de muchos millones de euros y parece dispuesto a quemar los billetes como ocurría antes de que explotara la burbuja por allá por 2008. Sin criterio, sin estrategia, sin mirar el precio: gastar por gastar.
Orihuela no debe invertir ni un solo céntimo en la iglesia de San Agustín. Así de sencillo. Tras el intento fallido de hace unos años y pasando por el anuncio pseudoelectoralista de aquel foro de impulso ‘filopopular’ creado en vísperas de las elecciones, hace unos días anunció Matías Ruiz que el acuerdo de permuta es ya casi una realidad. Desde nuestro grupo municipal reiteramos la negativa a que este inmueble pase a formar parte del inventario de bienes municipales, pues estamos en disposición de afirmar que se trata de un edificio que, más allá de sus connotaciones históricas y patrimoniales, es también una carga para la Diócesis de Orihuela-Alicante. Y claro, no queremos que lo sea para nosotros. Un edificio decadente y problemático que exige responsabilidades a sus propietarios, a quienes hay que exigirles que lo conserven adecuadamente, y riesgos a los viandantes y a los escolares de Jesús María, para quienes esta construcción es una auténtica amenaza. Por eso, aunque esperaremos a ver los términos definitivos de la operación, no entendemos que el pretendido “almacén de San Agustín” sea exhibido como un triunfo de este gobierno de caras nuevas y de intereses viejos.
Y así como a ninguno de los lectores de este artículo –o eso quiero pensar- se le ocurriría comprar una casa en ruinas a precio de oro, decimos un no rotundo a adquirirlo en su estado actual. La coherencia con lo que siempre hemos dicho y hecho, la distinta naturaleza de las circunstancias que estamos abordando y la transparencia que siempre imponen estos movimientos nos llevan a seguir defendiendo que San Agustín, Santo Domingo y el Oratorio Festivo deben ser objeto de soluciones individualizadas en las que prevalezca siempre el interés de los oriolanos frente al de otras instituciones.
Ahora que a Vegara y a Ruiz les ha dado por comprar cosas de segunda a mano sin regatear, ofrezcan su vivienda en Wallapop y hagan la venta del siglo. Eso sí, coloquen antes una cruz o una campana en su tejado.
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