Por José Aix, concejal de Orihuela
Islero era un miura de casi quinientos kilos que pasó a la posteridad por clavar su asta en el muslo derecho de Manolete cuando este entraba a matar al volapié. La muerte sobrevolaba ya al animal, pero fue el torero un convidado imprevisto en aquel acto funesto de agosto de 1947. Aquella tragedia en la plaza de Linares es el origen de la expresión que da título a este artículo y que se usa coloquialmente para aludir a alguien a quien se acusa de todo tipo de males.
Pues va a ser que sí. Hace justo un mes nos sorprendió un comunicado del gobierno municipal en el que soltaban una serie de lindezas injustificadas sobre nuestro grupo: que si mentirosos, que si bloqueadores, que si no sé qué intereses personales… ¡Hubo de todo!
Salíamos de una Navidad nefasta en la que PP y VOX lo hicieron rematadamente mal, con una sucesión de despropósitos y torpezas que no admitían justificación alguna: recuerden que no tuvimos luces en pedanías, recuerden la chapucera cabalgata de Papá Noel, recuerden el lío con la ubicación del belén municipal… Recuerden, recuerden. Era la semana en la que también les habíamos cortado el rollo de irse todos ‘en comparsa’ a pasarlo bien por FITUR y por Madrid, y, quizás por eso, Vegara y los suyos se despacharon con una ristra de acusaciones impropias de quien tiene en sus manos las riendas de una ciudad de la envergadura de Orihuela cuando contamos públicamente que había problemas en la tramitación del Presupuesto municipal.
Lejos de centrarse en el ejercicio de sus competencias y en buscar soluciones a los problemas de la ciudad –los históricos, los heredados y los sobrevenidos, que seguro que hay un poco de cada-, el empeño del primer edil es el de atacar a un grupo de la oposición, el nuestro, simplemente por hacer eso, lo que debemos: oposición. Debería saber el señor Vegara que si a quien gobierna le toca tomar decisiones, a quien está fuera del gobierno, le toca fiscalizar, vigilar, controlar. Actuar frente a pedir explicaciones, esa es la relación normal entre unos y otros. Le guste a quien le guste. Y si a alguien no le gusta, tal vez es que aún no es consciente de dónde está.
¿A palabras necias, oídos sordos? Me gustaría ser capaz de aplicar ese refrán tan castizo que apuesta por manifestar sordera acusada cuando, como en este caso, fluye la necedad, pero sería un timo por nuestra parte guardar silencio y no explicar a los oriolanos tantas veces como sea necesario lo que detectamos y que, sin duda, merecen saber. Llevamos desde el minuto uno de esta legislatura, pleno tras pleno, queriendo escuchar la voz del alcalde de Orihuela, pidiéndole que dé explicaciones de aquellos temas que son “de alcalde” –el catastrazo, los grandes proyectos, el presupuesto municipal, las amenazas de Montoya a un consejero de Orihuela Cultural, la dudosa gestión de algunos contratos…- o que también son suyos en tanto que concejal de Hacienda, pero en los debates es el silencio su única respuesta y siempre opta por hablar en entrevistas “precontratadas y precocinadas” o, en su defecto, a través de comunicados que le escribe algún asesor.
Ahora, un mes después de aquella ‘encíclica’ insidiosa del equipo de gobierno, parece que no íbamos tan desencaminados: a Mestre lo han cazado intentando cobrar 1.250 € por su “no viaje” a FITUR y Vegara sigue sin presupuesto. ¡Normal que estén cabreados! Pero, claro, la culpa es de Ciudadanos, el toro que mató a Manolete. O digo yo: Manolete, si no sabes torear, pa’ qué te metes.
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