El calor tiene consecuencias en el comportamiento del conductor similares a la ingesta de alcohol
El 17% de los accidentes de tráfico pueden deberse a excesivas temperaturas, según unos estudios realizados por Prevensis, empresa especializada en el análisis del comportamiento de los conductores. De hecho, cuando la temperatura de un coche alcanza los 30ºC, aumenta en un 20% el riesgo de cometer errores durante la conducción y reduce en un 22% el tiempo de reacción.
Expertos de los hospitales Quirónsalud Torrevieja y Valencia advierten que el calor afecta a las capacidades y al comportamiento del conductor. Según el doctor Ignacio García, especialista de la Unidad de Tráficos y adjunto a la dirección médica de Hospital Quirónsalud Valencia, “el exceso de temperatura que captamos en nuestra superficie corporal se transmite a un área de nuestro cerebro, el hipotálamo. Esta glándula, que además de regular nuestra temperatura corporal, cumple otras funciones como control de nuestros estados de ánimo, modula el sueño y permite la capacidad de reacción ante ciertas circunstancias inesperadas”.
El exceso de calor afecta a las funciones de dicha glándula y es capaz de provocar fallos en la conducción, que se manifiestan como fatiga, cansancio, somnolencia, agresividad e incluso merma la capacidad de concentración y de atención, lo que limita los tiempos de reacción ante una circunstancia determinada.
El doctor Alfredo Pérez Cortada, especialista de la Unidad de Tráfico de Hospital Quirónsalud Torrevieja advierte que, “deberíamos evitar para viajar las horas de más calor, lo más recomendable es hacerlo a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, pero siempre con luz diurna”.
Además, una temperatura interior del vehículo entre 35 y 40 grados centígrados es igual de peligrosa que haber bebido cinco cervezas. Con ese calor, el conductor deja de percibir entre el 15 y el 20% de las señales de tráfico y sus errores se incrementan hasta en un 35%.
Consejos para una conducción segura
Debemos estacionar el vehículo en zonas con sombra y, si no es posible, utilizar parasoles, lo que permite una disminución de 15ºC de temperatura respecto a la exterior.
Cuando empezamos la conducción, debemos igualar las temperaturas del exterior y del interior, para ello bajaremos las ventanillas y encenderemos el aire acondicionado, hasta alcanzar una temperatura de entre 21ºC y 22ºC; posteriormente cerraremos las ventanillas y dirigiremos la fuente del aire de modo que no se proyecte directamente sobre nuestro cuerpo.
Llevaremos bebidas para hidratarnos, sobre todo si viajamos con niños o ancianos. Utilizaremos gafas de sol, ropa cómoda y holgada, así como un calzado que se debe ajustar al pie, evitando el uso de sandalias y chanclas. Es importante recordar que debemos hacer una parada cada 2 horas aproximadamente o cada 200 km. Y hay que comer alimentos ligeros, como ensaladas, fruta y pasta.
Y, por último, nunca se debe dejar, ni un instante, a un niño solo en el interior de un coche expuesto al sol.
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