Texto: Mateo Marco Amorós
Fotografía: Joaquín Marín
No sé si en algunas pretensiones humanas influye el relato bíblico de la creación: «Hágase la luz; y la luz se hizo». Es lo que sospechamos observando el comportamiento de algunos políticos que piensan que simplemente por legislar se consigue el fin. Como si la ley fuera una varita mágica que hace o deshace. Pero esto no es. Porque la ley es herramienta para el objetivo, pero no necesariamente la materialización del mismo. Valga de ejemplo la ley de plurilingüismo en la Comunidad Valenciana. Sus loables propósitos no nos han convertido de inmediato en políglotas. Ni al profesorado ni al alumnado. Ojalá sí.
Ha llovido desde que sobre el asunto del plurilingüismo leímos en INFORMACIÓN un artículo de opinión, firmado por Fernando Llopis Pascual, profesor de la Universidad de Alicante. Ha llovido porque eran los tiempos aún del conseller Marzà. Concretamente el artículo, que vibra sobre mi mesa, es de veintiuno de febrero de 2017, reciente el Decreto 9/2017, de 27 de enero, del Consell, por el que se establecía el modelo lingüístico educativo valenciano y se regulaba su aplicación en las enseñanzas no universitarias de la Comunidad Valenciana.
En el artículo, entre otras reflexiones, el autor se hacía eco del testimonio de los directores de los centros de enseñanza advirtiendo que éstos no disponían de profesorado preparado para impartir la docencia que pudiera permitir a los estudiantes obtener los niveles de idiomas prometidos. También, más crítico, Llopis Pascual denunciaba la posibilidad grave del paripé cómplice entre Conselleria y docentes con aquello de que «tú haces como que sabes inglés y yo haré como que me lo creo».
Febrero de 2017, mayo de 2023 –mediando definitivamente la Ley 4/2018, de 21 de febrero, por la que se regula y promueve el plurilingüismo en el sistema educativo valenciano– sé que habiendo avanzado algo, lo conseguido no ha sido todo lo deseable. En los colegios e institutos hemos puesto carteles, de cara a la calle, ensalzándolos como centros plurilingües. Carteles y hasta banderas internacionales. Quedando muy bonito sí pero… De cara a la calle. Fachada. ¿Hágase?… Hágase. Pero paciencia. Tiempo al tiempo.
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