Por Pedro J. Bernabeu
Pablo Neruda, político del Partido Comunista, embajador de Chile en Francia con el presidente Salvador Allende (1970-1973), poeta y escritor, y Premio Nobel de Literatura en 1971, conoció al prometedor poeta veinteañero Miguel Hernández (1910-1942) en la convulsa Madrid de la frustrante Segunda República. La amistad creció durante la Guerra Civil (1936-1939) y sabido es también, tras la detención del oriolano en Rosal de la Frontera (Huelva), a dos pasos de Portugal, que Neruda gestionó la liberación del oriolano, sin ser procesado.
Sin embargo, detenido en su Orihuela natal, sin delitos de sangre, pero por su carné del PCE, en marzo de 1940 es condenado Miguel Hernández a muerte, luego conmutada por treinta años de prisión gracias al escritor José María Cossío e intelectuales como el poeta Vicente Aleixandre.
Joan Manuel Serrat, cantautor
Miguel Hernández nació el 28 de marzo de 1942 en la eternidad de la conciencia humana universal, cuando ya moribundo falleció en la enfermería de la prisión en Alicante. Inmortalidad también por una mujer fiel, su esposa Josefina Manresa, quien conservó contra viento y marea el recuerdo del esposo poeta, y por las canciones con sus versos del trovador Joan Manuel Serrat por todo el mundo.
Joan Manuel Serrat, cantautor, interpretación del poema Para la libertad (de Miguel Hernández; del poemario El hombre acecha, 1983-39)
“(…) Porque soy como el árbol talado, que retoño:/ porque aún tengo la vida.”
https://www.youtube.com/watch?v=BeHsHPNHeck
“Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.”
Josefina Manresa, esposa fiel
Sufre el oriolano Miguel Hernández Gilabert otro periplo dramático por cárceles y ahí ya enfermo de bronquitis, tifus y tuberculosis, es trasladado a la prisión de Alicante donde, con el poeta casi moribundo, un sacerdote celebra el matrimonio de Miguel con su esposa Josefina Manresa. Miguel fallece el 28 de marzo de 1942. Enterrado en el cementerio de Alicante, allí también después su segundo hijo, Manuel Miguel, y Josefina.
“(A mi gran Josefina adorada). Tus cartas son un vino/ que me trastorna y son/ el único alimento para mi corazón./ Desde que estoy ausente/ no sé sino soñar,/ igual que el mar/ tu cuerpo,/ amargo igual que el mar./ Tus cartas apaciento/ metido en un rincón/ y por redil y hierba/ les doy mi corazón./ Aunque bajo la tierra/ mi amante cuerpo esté,/ escríbeme, paloma,/ que yo te escribiré./(…)”.
Vive el poeta Miguel Hernández en la eternidad de la conciencia humana… “Cantando espero a la muerte,/ que hay ruiseñores que cantan/ encima de los fusiles/ y en medio de las batallas”.
(Del poema ‘Vientos del pueblo me llevan’ (1936-1937).
Pablo Neruda:
“Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra… ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpe de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!”
Latido hernandiano, a borbotones de valentía, que a golpe de mazo aviva mi esperanza…
“(…)/ Soy una abierta ventana que escucha/ por donde va tenebrosa la vida./ Pero hay un rayo de sol en la lucha/ que siempre deja la sombra vencida”. (Miguel Hernández,; ‘Eterna sombra’, 1941).
Homenaje a su amigo Ramón Sijé
Una columna periodística escribió Miguel Hernández en enero de 1936, apenas divulgada y poco conocida hoy, que te ofrezco aquí en este Diario de la Vega:
‘En la muerte de Ramón Sijé’ fue publicada en el diario La Verdad pocos días después de la muerte de su amigo. Homenaje póstumo, pésame público del poeta a su amigo y compañero del alma:
“Aún no sé, ni quiero ni puedo saber si ha muerto mi compañero. Yo no lo he visto morir. Él no hubiera permitido a la muerte su muerte, sin verme y hablarme. Tengo escrita una carta en contestación a una suya reciente que le enviaré hoy o mañana a nuestro pueblo. Tengo el presentimiento de que me escribirá otra, como siempre. No es posible tanto infortunio de una vez. Iré a Orihuela en un vuelo para certificarme de su vida. Febrilmente moreno, doradamente oscuro, con un relámpago en cada ojo negro y una frente iluminada más que los limones del limonero, a cuya sombra y azahar platicábamos. Yo me enteré, tratándolo por muchos años, de su corazón y su latido apresurado. Conocí su corazón y me dio espanto la precipitación dolorosa de su sangre. Sentí que aquella faena de borrasca no se prolongaría hasta muy tarde. No sé a quién comuniqué mi sentimiento. Una tarde hablábamos, entre otras cosas, de los hombres que mueren temprano y dan motivo a los noticieros para escribir: ‘El malogrado joven…’. Y me dijo con voz de rebelde que no quería ser un malogrado. Pasaba un entierro entre nosotros y lo veía estremecerse. Sintió todas las muertes del pueblo que conoció y preguntaba por todos los vecinos enfermos. ¿Es cierta su muerte? Es la primera que me hace llorar aún dormido. Uno de los lados más escogidos de mi corazón se ha quedado como un rincón vacío. No le llaméis “el malogrado joven.”.
(Columna de colaboración periodística del poeta Miguel Hernández en el diario La Verdad; Murcia, 10 de enero/1936). Ramón Sijé había fallecido el 13 de diciembre/1935).
Ni olvido aquí al Periodismo que hoy como ayer enfrenta manipulaciones y mentiras sin ética ni moralidad del entorno, sobre todo político y económico, que siempre intenta amordazar nuestra voz en libertad, al igual que en vano también quiso silenciar la poesía en libertad, voz y ejemplo vital de coherencia y honradez del poeta y hombre Miguel Hernández Gilabert.
La singladura de miles de periodistas prosigue en mar proceloso, mar sin fronteras, cada día más tormentoso y amenazador… Ni brújulas ni radares, yo prefiero guiarme por mi intuición acunada por las experiencias y el tiempo, el sol, las estrellas y la luna…, (observar y contar, compartir y contagiar…), que en nuestro oficio milenario son nuestro rigor e intuición, y nuestra credibilidad en la verdad del hecho alejado de relatos subjetivos e interesados.
“El que espera desespera,/ dice la voz popular./ ¡Qué verdad tan verdadera!/ La verdad es lo que es,/ y sigue siendo verdad/ aunque se piense al revés.”
(Antonio Machado, poeta; ‘Proverbios y cantares’ XXX, en ‘Campos de Castilla’ (1907-1917).
Somos ‘eterno vigía en libertad’.
Menos relatos interesados, más datos y hechos objetivos…
“Necesitamos referentes, modelos de identidad sanos que tiren de mí hacia el futuro. Personalidad equilibrada y Felicidad. Felicidad que depende de la interpretación que hago de la realidad. Superar el pasado y seguir adelante. Felicidad que es la práctica de la Virtud o el hábito de obrar el bien, con nuestros errores. Tener la visión del águila para mirar a largo plazo, superar la inmediatez que lo desea todo ya. Proyecto de vida. Felicidad que es Amor y es Trabajo, Cultura y Amistad. Cultura que es la estética de la inteligencia y que es aprender siempre… inteligencia que es capacidad de síntesis. Y aprender a seleccionar la información que nos llega a la mente. Voluntad que es el hábito de vencerme en lo pequeño. Y la lectura que es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo. En este mundo cansado de sensualidades mentirosas. Mundo huérfano hoy de valores, inundado por personas que viven perdidas en lo fundamental, sin valores, personas que buscan hoy a Dios sin saberlo. Poseer sentido de espiritualidad donde la muerte es una amiga. Tener gobernadas las emociones. Porque para llegar a donde quieres tienes que ir por donde no quieres. Donde el padre y la madre, con su coherencia de vida, son fundamentales, si bien nadie es perfecto. Donde un buen padre con sus actos vale más que cien maestros. Y donde una buena madre es la mejor Universidad doméstica”.
(‘La cultura de la inmediatez’, de Enrique Rojas; psiquiatra).
¡Atrévete y contagia verdad, como hizo Miguel Hernández con su ejemplo vital: ganarás credibilidad y respeto, y siempre a buen puerto arribarás al fin! Vale (cervantino).
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