Nápoles en Orihuela
Laura F.Estos día podemos apreciar el «Belén napolitano» que D. Antonio Pedrera adquirió y su familia pone a disposición de la los ciudadanos de Orihuela para su disfrute. Una obra de arte, de las cuales, sólo hay en España tres o cuatro. Es curioso cómo llegó este estilo a España. Nos remontamos a siglo XVIII.
Se cuenta que fue Carlos III el que lo trajo a nuestro país. Pero nunca se pensó el buen rey que llegaría a ser un detalle emblemático su vuelta a la capital madrileña como rey. Y es que su mamá, Isabel de Farnesio, muy mandona ella, querrá colocar a sus hijos tenido el rey Felipe V. La preferencia del trono español eran los hijos habidos en el primer matrimonio del rey. Así que no había posibilidad de reinar para ninguno de sus hijos. Pero la suerte quiso que un tío de la Farnesio muriera sin descendencia, y por carambolas de la vida llegó a ser rey de Nápoles Su mamá estaba pletórica, pero nunca se imaginó esta mujer mandona y manipuladora ante un rey débil, es que sí conseguiría su deseo. El hermanastro, Fernando VI muere sin descendencia y… ¡Plasss! Su niño al trono ya con cuarenta y tres añitos. Así dejó el reino italiano y se vino “pacá”, trayéndose entre otras cosas, “el belén napolitano”.
Poco agraciado, muy devoto y poco cortesano, metódico, firme y, con la experiencia adquirida, formado para ser un gran rey reformista, con una menta más amplia que el pusilánime de su padre. Más conocido por la Puerta de Alcalá. Que por cierto ésta y su rey se hicieron famosos popularmente a raíz de una canción. El caso es que este Borbón culto supo apreciar el arte belenista de su antiguo reino napolitano. Y es que cada objeto es una obra de arte por su trabajo, los cuerpos llevan alambre para poder ser articulado, las cabezas son únicas en cada uno de los personajes, hechas de madera y barro cocido.
Y aunque es excesivo el número de piezas en las escenas o los detalles en el personaje, muy propio del barroco, nos da mucha información y nos aporta algo muy didáctico como es la vida cotidiana, las diferentes clase sociales, los vendedores ambulantes, músicos turcos como en los cortejos reales, calidades de los ropajes, pastores, pesadores, comerciantes, burgueses y artesanos. Detallismo, minuciosidad, realismo y expresividad. Y la presencia de los franciscanos, como recuerdo de San Francisco de Asís, que según la tradición inició esto de los nacimientos sagrados.
Y si hablamos los ropajes, vemos que en nada imita a la Palestina del siglo I, muy al contrario, son los trajes propios de la Nápoles dieciochesca con los crepones, delantales, trajes típico y pendones de Nápoles y Sicilia. ¿Os habéis fijado en los instrumentos musicales? Verdaderamente precioso, aunque se hubiese lucido más si se hubiesen espaciado las escenas, pero quizá el espíritu barroco no se mostraría tan profundamente. Esto sería una buena oportunidad para que fuera el comienzo de una muestra de belenes, como acto cultural y religioso para las próximas navidades.
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