En un marcado ambiente festivo, con la presentación de los equipos base locales, los salineros vuelven a alejarse de la primera plaza justo antes de recibir al líder Catral
Los equipos de Montesinos y Torrevieja saltaron al campo con los integrantes de las categorías de base locales, en un preámbulo de cordialidad y de hermandad en un esperado derby que concitó muchos seguidores y un ambiente familiar en una tarde en la que incluso el tiempo dio una tregua y se sumó a la fiesta deportiva tras unos días de marcada inestabilidad. Cohetes, colorido, viejos conocidos en el campo, la grada y las directivas, y en definitiva un enfrentamiento de los que dan sentido a este deporte.
El conjunto local arriesgó mucho en la salida de balón al comienzo de partido pero le costó superar líneas, permitiendo maniobrar cómodamente a los salineros, que pronto se adelantaron con Gonzalo, quien optó por disculparse simbólicamente tras el tanto por su pasado reciente en el equipo montesinero.
De hecho, siempre ha manifestado públicamente el exquisito trato que recibió en el club rojiblanco y su agradecimiento. Pero los anfitriones se fueron despertando y pudieron ganar la espalda a la zaga salinera en un par de ocasiones pero sin hallar portería. El meta visitante Ramón tuvo que emplearse a fondo en algún lance y de hecho pareció lesionarse pero pudo completar el encuentro entero. En dos ocasiones los torrevejenses replicaron por la derecha, así como con un lanzamiento de Manu Amores y otro de Ángel, pero fue una internada de Hucha por la izquierda la que concluyó en un centro que se envenenó tras dar en el defensor local Fernando. El Torrevieja tocó bien en balón en la primera mitad y además surtía efecto la movilidad atacante, con Fredrik, Gonzalo y Hucha dando fluidez y alternativas constantes al juego.
Con el 0-2 se llegaba al descanso y en la reanudación el decorado cambió. Quien pareció hipotenso entonces fue el conjunto blanquillo, que se vio superado en intensidad en esos instantes y en un abrir y cerrar de ojos recibió los dos goles de la igualada, que llegaron de las botas de Adrián. Hucha llegó muy forzado a un mano a mano taponado con el cancerbero y Lukitas se jugó el físico una y otra vez buscando el imposible: el cerrojo ya estaba echado e incluso el Torrevieja reajustó líneas defensivas porque el choque comenzaba a ser un correcalles para así intentar no encajar y seguir teniendo opciones de cazar el definitivo, pero este no llegó. Al final un tiempo para equipo y un punto para cada club. La brecha del Torrevieja con el Catral vuelve a aumentar y ya es de doce puntos, si bien los salineros han disputado un partido menos.
El partido, sea como fuere, no perderá un ápice de interés, ya que por ahora han sido los dos mejores equipos de la competición y matemáticamente aún restan opciones para casi todo. Soñar es gratis, y no hacerlo en la vida y en el deporte a veces sale caro, porque de lo contrario no se intentaría nada.
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