Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro
Joaquín Marín / Fotografía
En sus últimos años como empleado en el Banco Hispano Americano, mi padre, que le apasionaba el trabajo contable, no terminaba de encontrarse tras la reconversión que vivieron las entidades bancarias. La informatización de la contabilidad convertía a los empleados en vendedores de productos financieros, seguros, planes de jubilación… Y a las sucursales en un gran almacén. —No sé si trabajo en un banco o en un bazar —es lamento que escuchábamos a nuestro padre cuando advirtió que su lugar de trabajo se llenaba de cuberterías, ollas, vajillas… Eran a cambio de plazos fijos, fondos de inversión, domiciliaciones de nómina… Allí no se veía. Lo que había sido su reino no lo sentía en ese mundo.
¡Quién nos iba a decir que nosotros íbamos a vivir en la Enseñanza una sensación semejante de desarraigo! ¡Tantas reformas! Si cuando comenzamos se defendía el paso temprano del alumnado de primaria a los institutos para que fueran acostumbrándose a la variedad de profesorado y especialidades, ahora algunos reivindican los ámbitos. Tratándose del sociolingüístico, un docente durante nueve horas semanales en un grupo atiende las disciplinas relacionadas con las ciencias sociales y las lenguas castellana y valenciana. Para este viaje… Para este viraje… ¡Vivan los maestros!
Además para mejor desarrollo del ámbito recomiendan el ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos); que según una publicación del Ministerio de Educación consiste en «una metodología que permite a los alumnos adquirir los conocimientos y competencias clave en el siglo XXI mediante la elaboración de proyectos que dan respuesta a problemas de la vida real. El aprendizaje y la enseñanza basados en proyectos forman parte del ámbito del ‘aprendizaje activo’. Dentro de este ámbito encontramos junto al aprendizaje basado en proyectos otras metodologías como el aprendizaje basado en tareas, el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje por descubrimiento o el aprendizaje basado en retos».
El texto demuestra que la economía del lenguaje no es virtud en la literatura pedagógica, amiga de la maraña. Maleza empalagosa de evidencias. Así que… Definitivamente mi reino, donde he disfrutado transmitiendo geografías e historias, también empiezo a sentirlo de otro mundo. Como mi padre.
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