El Encuentro entre el Salvador Resucitado y la Dolora supone uno de los momentos más simbólicos de la Semana Santa oriolana
Júbilo y alegría para despedir la Semana Santa oriolana. En la madrugada del Domingo de Resurrección la Hermandad del mismo nombre escenificó la resurección de Cristo apenas unas horas después de que Orihuela se vistiera de luto con la procesión del Santo Entierro, presidida este año por el Caballero Cubierto, Federico Ros.
Y del negro al blanco que predomina en la procesión de la Resurreción que saca a la calle una de las imágenes más antiguas de la Semana Santa oriolana; el Salvador Resucitado, obra anónima del siglo XVII. El itinerario se vio ligeramente modificado puesto que el riesgo de desprendimiento en edificio de la calle Almunia hizo que la procesión se trasladara directamente de la Plaza Cubero hasta la Plaza Nueva, donde tuvo lugar el Santo Encuentro entre el Resucitado y la Santísima Virgen Dolorosa, autoría de Francisco Salzillo.
Este es un acto significativo durante el cual un niño de la Hermandad de la Resurrección, elegido por sorteo, se encarga de quitarle a La Dolorosa el puñal de dolor que lleva clavado en el pecho.
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