Mª Carmen Giménez: «sentí la necesidad de encontrar un medio a través del cual transmitir a las nuevas generaciones la importancia de valores como el respeto, la empatía o la tolerancia»

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La escritora oriolana presenta su nuevo libro ¿Quién teme al lobo feroz? y comparte, con Diario de la Vega, sus vivencias e impresiones

María del Carmen Giménez Guillén (Orihuela, 1988) es una apasionada de la enseñanza, la lectura y escritura de obras diversas; así como de la creación de material educativo, habiendo llegado incluso a gestionar una Biblioteca Escolar con animaciones lectoras de carácter didáctico para alumnos de primer a sexto curso de Primaria.

A sus 36 años, de los cuales ha dedicado más de 15 al trato y la formación de niños y jóvenes, esta titulada en Magisterio de Educación Primaria, con especialidades en Lengua Inglesa y Francesa, ha publicado algunos poemas en prensa, ha participado en diversas representaciones teatrales llevadas a cabo en lugares tan emblemáticos como el Teatro Circo de Orihuela y, entre otros galardones, ha ganado dos años consecutivos el primer premio del Concurso de Narración Corta de Beniel.

Su formación digital sobre bullying, maltrato infantil y alienación parental o la educación en valores, junto con sus experiencias personales y lo aprendido día a día en el desempeño de su labor docente, son algunos de los motivos que han impulsado la creación de ¿Quién teme al Lobo Feroz?, publicado recientemente de la mano de la Editorial Círculo Rojo.

Su trabajo como docente la mantiene en contacto con los más pequeños; así como con las materias y conocimientos que adquieren en los primeros años de su carrera educativa. ¿Esa conexión la animó a adentrarse en el mundo de la literatura?

No puedo negar que una de las grandes motivaciones que me han llevado a adentrarme en el mundo literario es el contacto y trato diario con niños y jóvenes. Una de las cosas que me hacen amar mi trabajo es que me permite mantenerme de forma continua en contacto con mi “niña interior”, disfrutar contemplando esa capacidad que tienen los más pequeños para maravillarse y admirarse ante cada realidad, para sorprenderse ante cada descubrimiento, para explorar y expresarse tal y como son sin condicionamiento alguno, para sentir curiosidad por cada pequeña cosa y cada aprendizaje que se les propone realizar desde esa “tabula rasa” que no conoce límites y que está hambrienta de conocimientos y experiencias nuevas.

Mirada atenta y despierta  que la literatura fomenta y que nadie debería perder cuando se convierte en adulto, pues ya Roald Dahl nos advirtió “Y por sobre todo, observa con ojos brillantes a todo el mundo que te rodea, porque los secretos más grandes siempre están escondidos en los lugares menos probables. Aquellos que no creen en la magia, nunca la encontrarán” (Los Minpins).

Además, son frecuentes las ocasiones en que hay materiales que no se adaptan bien a las características de nuestros estudiantes y/o aprendizajes complejos cuya adquisición conviene facilitar al alumnado para su correcta asimilación y retención, al tiempo que contribuimos a mejorar sus destrezas de memorización, atención, concentración y procesamiento de la información por diversas vías a la vez de forma más lúdica y motivadora. Por lo que poder crear cómics, poemas, relatos, canciones,… ajustados a su nivel de desarrollo, a aquello de lo que es capaz en cada momento, a su bagaje lingüístico y socioeducativo, sus fortalezas y carencias, sus centros de interés, al mensaje a transmitir,… entre otros aspectos, me resulta muy valioso y de gran utilidad en el desempeño de mi labor como maestra.

¿Cómo surge la idea de escribir ¿Quién teme al Lobo Feroz?

Son múltiples los factores que me inspiraron a crear este relato: experiencias y vivencias personales propias, los aprendizajes que adquiero a diario en el aula de mano de mis estudiantes, la continua formación que – como educadora – realizo para poder atender correctamente las necesidades de mi alumnado, la realidad educativa y social actual; así como las carencias en materia de educación e inteligencia emocional y en valores que de todo ello se derivan, entre otros.

De ahí que sintiera la necesidad de encontrar un medio a través del cual transmitir a las nuevas generaciones la importancia de valores como el respeto, la empatía o la tolerancia; así como la aceptación, no sólo de las diferencias entre individuos como fuente de enriquecimiento; sino también de uno mismo como ser único y maravilloso que merece respeto. ¿Y qué mejor vehículo que el cuento, maestro que desde tiempos inmemoriales ha transmitido al ser humano aprendizajes fundamentales con que conocer y comprender mejor el medio en que se encuentra y lo que en él sucede?

Pero ¿Quién teme al Lobo Feroz? no es un cuento al uso; en él no todo es idílico, no hay roles inamovibles, nada es 100% blanco o negro, y hasta los “intachables” personajes de cuento pueden cometer errores, reflexionar y aprender de ellos para mejorar. Y ese es un mensaje muy poderoso para nuestros niños y jóvenes: nada ni nadie es perfecto y, si desarrollamos las habilidades emocionales necesarias para contemplar nuestras diferencias desde un punto de vista más amable y respetuoso, entenderemos que no es tan fiero el lobo como lo pintan.

Es por ello que con esta obra me gustaría contribuir – en la medida y formas posibles – a concienciar a sus lectores de que todos, sin distinción, somos únicos y tenemos en nuestro interior algo bueno que merece ser descubierto y valorado, no algo por lo que se nos juzgue o separe de los demás; a hacer un poquito más visibles esas situaciones de rechazo a lo diferente; a dar “voz» – en cierto modo – a quienes no se sienten con fuerzas para expresarlas; a guiar al lector hacia una conducta responsable y empática consigo mismo y con quienes le rodean; y a cambiar, si en algo puedo, las actitudes de quienes (consciente o inconscientemente) provocan estas situaciones.

¿Cómo se plasman sus vivencias como docente en este libro?

Desde mi perspectiva como maestra, cada día en el aula se convierte en fuente de nuevos aprendizajes, si somos pacientes y ejercemos activamente nuestras habilidades de observación y escucha atentas con niños y niñas.

Esto me ha permitido presenciar y conocer realidades muy diversas en las que – por motivos varios – las diferencias entre estudiantes, por pequeñas que fuesen – se convertían en objeto de burlas, desprecios, aislamiento, incomprensión e incluso bullying de unos compañeros hacia otros. Y aunque, afortunadamente, se van realizando avances en estos ámbitos mediante la concienciación del alumnado y la formación del profesorado para la prevención, detección y correcta atención de estas situaciones, el rechazo a todo aquello que salga de nuestros “esquemas” o modelos adquiridos sigue muy presente en nuestras aulas, que son reflejo de la sociedad en que vivimos.

Es, sin duda, una realidad que no podemos ni debemos ignorar. Al menos, yo no puedo ni quiero ignorarla. Por ello, a través de esta preciosa historia, quise poner mis conocimientos, formación y experiencia en estos temas al servicio del lector, buscando contribuir con mis palabras e ilustraciones a que conozcan e identifiquen estas situaciones tan presentes en su realidad diaria, a que reflexionen de forma guiada sobre las mismas y, en consecuencia, analicen sus propias formas de pensar y actuar para ver cómo pueden mejorar como personas (tanto en el trato y consideración de los demás, como en la valoración y respeto a sí mismos).

¿Qué impacto puede tener la literatura en niños y jóvenes?

Como dijo Jorge Luis Borges, “De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.

No puedo más que coincidir con estas afirmaciones, dado que tengo la firme creencia de que la literatura es un recurso increíblemente valioso que trabajar con niños y jóvenes, a quienes permiten realizar aprendizajes que les acompañarán de por vida. No sólo les ofrece como lectores la posibilidad de recibir, sino también como escritores la posibilidad de crear.

En su vertiente lectora, abarca oportunidades tan diversas como facilitar aprendizajes escolares, ampliar y mejorar el conocimiento y comprensión del lector sobre la realidad en que se encuentra inmerso y sobre otras muchas que le son ajenas, interiorizar lecciones de vital importancia y aplicación en su vida diaria a través de la moraleja de cada historia, adquirir y asentar valores y principios fundamentales para todo ser humano, encontrar una fuente de placer, disfrute y evasión de la realidad. Al tiempo que la lectura promueve el desarrollo de la imaginación y la creatividad, enriquece el bagaje lingüístico de cada persona; permite soñar con mundos y experiencias maravillosas, identificarse con los personajes de las obras leídas o “convertirse” temporalmente en uno de ellos, viajar y vivir aventuras de forma totalmente única en cualquier parte del mundo sin moverse del sillón,…

Del mismo modo, en el ámbito de la creación escrita, abre la puerta a la expresión de sentimientos, emociones y frustraciones; da opción a compartir los relatos creados con otras personas; favorece la claridad y organización de ideas y, con la práctica, una importante mejora en la capacidad expresiva y comprensiva de quien escribe, entre otras múltiples destrezas.

¿Considera que el futuro de la literatura infantil está asegurado o es necesario seguir trabajando para acercar los libros a los más pequeños?

La literatura infantil y juvenil, en sus distintos formatos y soportes, juega desde hace mucho un papel fundamental en la educación de las pequeñas grandes mentes que nos rodean. Sin embargo, el vertiginoso desarrollo de opciones de entretenimiento y ocio cada vez más variadas, inmediatas y cambiantes ha afectado progresivamente al lugar que la lectura ocupa en sus vidas.

Se hace necesario, por tanto, seguir trabajando para devolver y reforzar entre el público infantil y juvenil el interés y hábito lector, su capacidad para disfrutar de la palabra escrita y narrada, su curiosidad e ilusión por descubrir qué aventuras, sorpresas y diversión les esperan más allá de las tapas de cada nuevo libro que ponen entre sus manos.

Pero no se puede realizar esta labor convirtiendo el acceso a la literatura en una obligación; al contrario, requiere investigar las temáticas que despiertan la motivación de los más pequeños, conocer el momento de desarrollo psicoevolutivo en el que se encuentran y qué destrezas poseen para la lectura y la escritura en función del mismo, darles espacios y tiempos para que puedan disfrutar poniendo a prueba sus habilidades al respecto en contextos variados y que despierten sus ganas de aprender y de expresarse; buscar entre la amplísima variedad de títulos existentes aquellos más afines al niño o niña en cuestión, a sus inquietudes y ganas de saber, a los aprendizajes que queramos transmitirles, los que fomenten en ellos un pensamiento crítico y les hagan cuestionarse ideas preconcebidas, así como los que – en función del momento vital y experiencial en que se encuentren – puedan beneficiar su aprendizaje y su adquisición de estrategias con que gestionar las nuevas realidades que se les plantean; promover la creación de “rutinas/rituales” que conviertan la literatura en nexo de unión y en generadora de momentos de calidad a compartir con familia, amigos y compañeros de la misma u otras edades (leer en familia un cuento antes de dormir, contar relatos a hermanos o estudiantes de menor edad, asistir a talleres y dinámicas literarias en bibliotecas y en otros espacios diversos – como las “noches de biblioteca” organizadas para dormir en estos lugares disfrutando de la literatura con sus iguales de forma divertida, “escape rooms” literarios en museos, participar en “tertulias dialógicas” en el ámbito escolar,…-; las posibilidades son infinitas y los adultos somos sin duda modelo y referente para favorecer en ellos el acercamiento al consumo y la creación de relatos e historias que les acompañarán para siempre y podrán ocupar un lugar de relevancia en sus recuerdos y en la construcción de su identidad y personalidad a medida que crezcan. Se crearán así lectores y escritores en potencia, cuyo hábito no desaparecerá; sino que se verá reforzado y alimentado con cada experiencia literaria.

En los últimos tiempos ha surgido una generación de escritores de primer orden en la Vega Baja. ¿Cree que se puede hablar de vanguardia literaria en nuestra comarca?

Es un hecho que, felizmente, el talento de los escritores de la Vega Baja está saliendo a relucir de manera cada vez más patente, con producciones de géneros muy diversos y de gran calidad, situando a nuestra comarca a la vanguardia en materia literaria.

Todo el esfuerzo, la perseverancia, la ilusión, la pasión y dedicación puesta en todas y cada una de las obras que están siendo publicadas está viendo su recompensa, no sólo al poder ofrecer a los lectores historias para todos los gustos y franjas de edad, sino también ante lo satisfactorio y gratificante que resulta verles disfrutar con esos relatos que antes eran ideas, luego pasaron a ser sueños y ahora son toda una realidad que en su momento sólo se podía imaginar. Incluso algunas de ellas están comenzando su andadura hacia la pequeña pantalla.

Me siento muy orgullosa de pertenecer a esta nueva generación, con algunos de cuyos miembros tengo el placer de compartir no sólo profesión y afición literaria, sino también amistades y el amor por el trabajo bien hecho.

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