Más de 1000 voluntarios se han desplazado a los municipios más afectados por la DANA
El pasado 29 de octubre, la provincia de Valencia sufrió una devastadora DANA que dejó un saldo trágico: más de 200 personas fallecidas, más de 80 desaparecidos y miles de viviendas destruidas en varios municipios. Desde ese momento, la solidaridad de los españoles y españolas se ha volcado con Valencia, se han creado numerosos grupos de voluntarios que se han desplazado a las zonas afectadas para ayudar en labores necesarias, mientras que la recolección de alimentos y productos de primera necesidad ha movilizado a todo el país. En la comarca de la Vega Baja, esta catástrofe ha despertado una empatía especial, no solo por la cercanía con Valencia, sino porque ha hecho recordar a los vecinos la DANA que asoló la comarca hace cinco años, y que, aunque menos letal, también dejó su marca en la comunidad.
Desde la Vega Baja y otros municipios de la provincia, una red de voluntarios liderada por Ana Belén González, Sergio Moreno y Eloy Pomares, entre otros líderes de grupo, ha asumido la responsabilidad de coordinar y canalizar la ayuda humana hacia Valencia. Ana Belén, es una experimentada coordinadora de voluntarios ya que había enfrentado los desafíos de la DANA de 2019 en Orihuela coordinando a los voluntarios que se trasladaron desde otros puntos de España y recibiendo diferentes reconocimientos por su gran labor. Su habilidad para movilizar recursos y personas rápidamente ha permitido que un grupo de más de 1.000 voluntarios se haya desplazado hasta los municipios afectados en Valencia para brindar apoyo.
“Nuestra experiencia en la DANA de 2019 nos enseñó mucho sobre cómo organizarnos y actuar rápido. En estos momentos, cada minuto cuenta, y rodearse de un equipo con experiencia ha sido fundamental,” comenta Ana Belén. Gracias a la coordinación de estos líderes de grupo, los voluntarios se han desplazado diariamente desde Orihuela y pedanías, Torrellano, Elche y otras localidades, llevados en furgonetas alquiladas y autobuses financiados por el propio equipo.
Entre los voluntarios movilizados se encuentra Miriam Castejón, con quien hemos querido charlar para que nos cuente su experiencia en Catarroja, uno de los municipios más afectados. «Entrar en el pueblo era como entrar a una guerra, era desolador», recuerda Miriam, quien nos ha contado las difíciles condiciones que se encontraron al llegar. «Había gente a la que, una semana después, no le había ayudado nadie a vaciar su casa», señala, destacando la desesperante situación que están viviendo muchas familias. «Hubo una señora que nos contó que no sabía quiénes de sus vecinas habían fallecido, que sabía que habían fallecido bastante gente en el pueblo, pero que nadie quería decir quiénes eran, hasta que no pasara todo esto, porque ya tenían mucho sufrimiento».
En mitad de tanto caos, Miriam también ha querido poner en valor la unidad que se respiraba en las calles y la gran respuesta de los voluntarios, «había gente ayudando de todas las edades, pero sobre todo gente joven de 20 a 30 años». «Muy resumidamente, el propio pueblo y el propio país han sido los que están sacando adelante todo esto, porque la ayuda ha llegado muy tarde».
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