Pediatras recomiendan adoptar medidas para evitar consecuencias como ‘cuadros infecciosos, morbilidad aguda o problemas como la hipertensión arterial o insuficiencia renal crónica’
Las infecciones de orina son frecuentes en lactantes y la primera infancia. De hecho, los niños por debajo de dos a tres años de edad tienen un mayor riesgo de daño renal y dificultades para el diagnóstico de esta infección, ya que los síntomas son menos específicos y la recogida de orina suele ser más complicada.
Por todo ello, pediatras de atención primaria recomiendan adoptar unas sencillas medidas para la prevención de infecciones de orina en la infancia, con el objetivo de evitar consecuencias más importantes como ‘cuadros infecciosos, morbilidad aguda y problemas a largo plazo como la hipertensión arterial o insuficiencia renal crónica, con o sin daño renal’.
La prevención de esta patología es crucial y, en ella, los padres de los más pequeños deben adoptar medidas de control y supervisión tales como ‘evitar ofrecer a sus hijos baños de espuma, procurar que los más pequeños vistan pantalones y prendas que sean lo suficientemente holgadas, aumentar la ingesta de líquidos, o mantener limpia el área genital de los pequeños para impedir que las bacterias se introduzcan a través de la uretra’.
Asimismo, los pediatras recomiendan enseñar a los niños ir al baño varias veces al día y mostrarles la importancia de limpiarse el área genital». El hecho de no orinar con la suficiente frecuencia durante el día, el estreñimiento, la deficiencia de inmunoglobulina A o la diabetes, también son factores que pueden predisponer a los pacientes pediátricos a padecer esta dolencia.
La infección urinaria es la segunda causa de consulta después de las infecciones del aparato respiratorio en la práctica pediátrica y, su diagnóstico se realiza mediante un análisis de orina y su tratamiento suele basarse en el empleo de antibióticos de uso frecuente en niños.
La doctora Gabriela Angelino, pediatra del Centro de Salud de Guardamar del Segura, ha afirmado que “normalmente no existe ninguna bacteria en las vías urinarias en sí mismas pero que, sin embargo, determinadas circunstancias pueden facilitar la entrada o permanencia de bacterias en dichas vías”.
En el caso de los recién nacidos, los principales síntomas que pueden alertarnos de una infección de orina son el predominio de signos generales como fiebre, hipotermia, trastornos digestivos (vómitos, diarreas o rechazo a la alimentación) y llanto asociado a la micción. En otras ocasiones, el único signo es la falta de cambios en la curva de peso, así como la presencia de deshidratación.
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