Los hosteleros de la Costa reclaman ante la visita del presidente a Orihuela: «por favor Sánchez, ayúdanos o nuestros negocios morirán»

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Con una caravana de coches y una sonora pitada exigen ayudas directas al sector para paliar el nuevo cierre de la hostelería que se extenderá, como mínimo, hasta el 15 de febrero

Los hosteleros de Orihuela Costa se han manifestado hoy en el centro de la ciudad con una sonada caravana de coches y haciendo sonar el claxon para pedir ayudas al sector, uno de los más afectados por la situación sanitaria generada por el Covid-19. Con restaurantes y bares cerrados, como mínimo hasta el 15 de febrero, muchos están desesperados y han aprovechado la breve visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la ciudad con motivo de la inauguración del AVE para hacerse oír. Aunque, lo cierto, es que Sánchez no ha salido de la estación en ningún momento.

Decenas de coches han recorrido el centro de la ciudad, en concreto la zona de los Andenes más próxima a la estación intermodal ‘Miguel Hernández’ para exigir ayudas al Gobierno central. Así lo ha manifestado Raymon Kearney, presidente de la Asociación de empresas pequeñas de Orihuela Costa, quien ha dibujado un panorama desolador para muchos establecimientos y empresas que «posiblemente no vuelvan a abrir en el futuro» tras el nuevo cierre de la hostelería decretado por el Gobierno de la Generalitat el pasado 21 de enero y que está previsto que se extienda hasta el 15 de febrero.

En su caso, Raymon cuenta con una inmobiliaria y asegura que desde hace un año apenas tiene clientes pero tiene que seguir abonando todos los meses la Seguridad Social de sus seis trabajadores. «No recibo nada y pago más de 3.000 euros al mes en impuestos», ha denunciado.

«La situación es muy mala para nosotros. No solo para mi empresa, para todas las que están en Orihuela y Orihuela Costa. No recibimos nada», explica. Ante los medios ha llegado a ponerse de rodillas para pedir: «por favor Sánchez, ayúdanos o nuestros negocios estarán muertos en poco tiempo». 

En los coches portaban pancartas en las que podían leerse ‘queremos ayudas para nuestros negocios’ o ‘Somos el único país europeo sin ayudas directas a la hostelería’. 

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