‘Los Azotes’ y la Hermandad del Cristo de Zalamea ponen el broche de oro al Lunes Santo en Orihuela

Publicidad

Ambas agrupaciones pasionales deslumbraron en un desfile en el que sobresalió el nuevo trono de María Santísima del Consuelo

Después de que la lluvia les impidiese salir en la noche del Domingo de Ramos en Orihuela,  la Cofradía del Santísimo Cristo de la Flagelación ‘Los Azotes’ y la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de Zalamea y María Santísima del Consuelo, pusieron el broche de oro al Lunes Santo en la capital de la Vega Baja.

Partió primero ‘Los Azotes’, desde el Museo de la Semana Santa. Aunque en un principio estaba prevista su salida desde la Iglesia del Carmen, desde su Casa Madre, finalmente se optó por salir desde el Museo para no interferir en las procesiones previas. Un sencillo recorrido que, bajo el cálido abrazo del casco histórico de Orihuela, les llevó al encuentro de la Hermandad del Cristo de Zalamea, que había salido desde la Iglesia de San Juan de la Penitencia, en el Paseo, cruce de caminos real y figurado, social y religioso, en el que ambas agrupaciones se dieron la mano para marchar juntas, detrás de la Cofradía de La Samaritana, hasta el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate. 

El elegante desfile de ‘Los Azotes’ abrió el camino. Sus cofrades, con sus vestas rojas y moradas, resaltaban el sufrimiento de nuestro Señor, en uno de los episodios más cruentos de la Pasión. Tras dos filas de ciriales, se vislumbraba el paso titular, ‘La Flagelación’. Una excelsa escena, tallada por Enrique Galarza en 1945, que refleja, muy expresivamente, el sufrimiento de Cristo, con el rostro doliente pero resignado, y la saña de los sayones, que lo azotaban sin piedad, volcando sobre su cuerpo toda su rabia y furia.

El segundo paso de la Cofradía refleja el episodio casi posterior: la ‘Coronación de Espinas’. Un pasaje pasional, fielmente representado bajo la gubia de Manuel Ribera Girona en 1959, en el que el daño físico se entremezcla con el psicológico. Romanos y sayones se burlan de Cristo, ciñéndole una corona de espinas en su frente. Dolorosa escena que conmueve a un público que compadece al Mesías.

El rojo y morado de las heridas deja paso al blanco y negro del duelo. El sufrimiento deja paso a la muerte. ‘Los Azotes’ dejan paso al Cristo de Zalamea. Una talla que se deja ver y se hace oír. El característico sonido de sus portadores retumba en los corazones de un público que admira, con recogimiento, esta obra maestra del siglo XVIII.

Tras el Hijo, la Madre. En el camino al Calvario, en medio de la oscuridad, María Santísima del Consuelo sobresale como un Sol resplandeciente. Todas las miradas se centran en ella, y en su nuevo trono. Con motivo del cincuentenario de la fundación de su Tercio, se ha elaborado un nuevo trono para la titular de la Hermandad. El objetivo principal de este proyecto era aligerar el peso del trono, para permitir la participación de más hermanas costaleras en la procesión, sin perder el espíritu de austeridad que caracteriza a la agrupación pasional.

Un nuevo trono que ha salido de los Talleres de Victoria Delis, de Murcia y Alejandría (Egipto). De madera y pesando menos de 250 kilos, mantiene las tallas originales de Pedro Soriano, autor del trono anterior, y pero añade dos nuevos relieves realizados por el joven tallista sevillano David San Nicolás. Una novedad que maravilló a devotos y visitantes.

Puedes ver el vídeo de la procesión de la Cofradía de ‘Los Azotes’ y la Hermandad del Cristo de Zalamea aquí:

Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*