Un estudio revela que el 66% de las personas tienen un miedo excesivo a perder o verse sin su móvil en algún momento a lo largo del día
Los móviles y smartphone se han convertido en nuestros compañeros más fieles en casi todas las situaciones: en casa, en el trabajo, en la calle, en la compra, etc. La adicción al móvil ha logrado que concibamos prácticamente imposible salir de casa sin nuestro teléfono inteligente en el bolsillo. Pero en casa la situación se vuelve todavía más preocupante, durante todo el día estamos pendiente de nuestro móvil continuamente, no tardamos apenas unos segundos en revisar las notificaciones que recibimos. Los efectos a esta adicción, no sólo están presentes en nuestro comportamiento, sino que también puede afectar a nuestra propia salud.
Por desgracia esta adicción cada vez va a más, sobre todo en los jóvenes, que no pueden vivir sin móvil, y dejan de lado estudios, amigos, higiene, etc. Este es un tema que preocupa cada vez a más padres y madres, que deciden tratar este problema en el centro de adicciones Exii, donde profesionales, como psicólogos, tratan poco a poco, con actividades y charlas ir poniendo solución a esta adicción, o por lo menos ir disminuyendo sus efectos, para mejorar los hábitos del día día, o las relaciones sociales, que se habían descuidado.
En este post conoceremos los 5 mayores peligros y riesgos que corremos ante la adicción al móvil. Estamos antes unos síntomas científicamente demostrados, y probablemente muchos se sentirán identificados con alguno de ellos a la hora de hacer un uso exagerado de nuestro smartphone.
LA POSTURA
Con tan sólo dar una vuelta por cualquier calle transitada podemos descubrir uno de los síntomas de la adicción al móvil: La postura: se trata de la posición que adquieren con el cuello de manera innata, al estar utilizando el smartphone, flexionando la cabeza, completamente hacia abajo, sometiendo al cuello a una fuerte tensión. Según un estudio realizado en Reino Unido, el 84% de los dolores de cuello entre los jóvenes ingleses, estaban relacionados con el uso desmesurado del móvil o smartphone.
LA NOMOFOBIA
Este síntoma está asociado al miedo extremo de estar sin móvil. Un estudio realizado sobre 1.000 inglesas desconocidas, desveló que el 66% de las personas encuestadas tenía un miedo excesivo a perder o verse sin su móvil en algún momento a lo largo del día. El verdadero motivo por el cual tenemos miedo de perder nuestro smartphone, es que lo consideramos un complemento más de nuestras vidas tan imprescindible como las necesidades básicas de hábito diario.
LA GARRA DEL TEXTO
Tán sólo con una mano podemos coger nuestro terminal, y empezar a escribir un texto o mensaje. A expertos y psicólogos, les llama la atención lo que podemos llegar a hacer con una única mano sujetando nuestro móvil, o incluso les parece curioso y poco natural la posición que adopta nuestro dedo meñique. Todavía no existe una locución médica que defina estos aspectos curiosos, aunque muchos expertos ya lo llaman el síndrome de la garra de texto. Se trata de un problema que surge de la tensión a la que están sometidos nuestros dedos cuando utilizamos el móvil. Un problema al que no le damos importancia, pero que puede causar inflamación en tendones e incluso en el túnel carpiano.
EL SÍNDROME DE LA VISIÓN DEL ORDENADOR
Los síntomas que pueden aparecer, después de haber pasado horas delante de la pantalla de nuestro móviles, y fijándonos en las pequeñas letras, son la visión borrosa, la fatiga e incluso los dolores cervicales y de cabeza. Para evitar estos problemas, médicos y expertos recomiendan apartar la vista de la pantalla cada 15 minutos apróximadamente, y agrandar el tamaño de la fuente de las letras, que nos puede ayudar a crecer teniendo una vista en condiciones.
LA VIBRACIÓN INEXISTENTE
Cuando aparecen detalles, como las vibraciones y pitidos, nos recuerdan lo enganchados que estamos a nuestros móviles. A veces creemos escuchar cosas que no son, como la vibración característica de nuestro smartphone, o el tono de notificación; después revisamos el móvil y nos damos cuenta de que no hemos recibido nada.
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