El oriolano Juan Ignacio López-Bas (C’s) analiza la situación política y el presente y futuro de la comarca desde su perspectiva como diputado nacional
Ha sido una legislatura corta, como podía presumirse desde su inicio, de apenas cuatro meses desde la constitución de las Cortes Generales hasta su disolución hace escasas fechas, pero en ella Orihuela ha contado con un diputado en el Congreso, algo que no ocurría desde hace muchos años. Nos interesa saber de su experiencia y sus perspectivas a partir de ahora.
¿Por qué vamos a tener que ir a votar otra vez los españoles en noviembre después de haberlo hecho el pasado mes de abril?
Muy sencillo: las elecciones las ganó el PSOE, pero sin mayoría absoluta y con un candidato que no ha querido nunca llegar a acuerdos con ninguna otra fuerza política, porque se ha limitado a exigir que se le diera apoyo sin entender que la política sin mayorías es negociación y cesión, porque para no negociar o ceder hay que tener mayoría absoluta. Y no la tenía. Quien les dice a los españoles que no saben votar y que deben repetir el trámite es Pedro Sánchez. El “socio preferente” de Sánchez, Unidas Podemos, se ha humillado hasta lo indecible para entrar en el gobierno sin pactar programa de gobierno, y el PSOE, después de llegar al gobierno de la mano precisamente de Unidas Podemos y de nacionalistas independentistas, no ha tenido la más mínima perspectiva de Estado para evitar estas elecciones volviendo al respeto a la Constitución como se le ofreció cuando su órdago a la izquierda, a su socio, fracasó. Rechazó replantearse el gobierno de Navarra con independentistas, se negó a no indultar a los posibles condenados que lo puedan ser por el Tribunal Supremo por lo que pasó en Cataluña, y desoyó el llamamiento a hacer políticas fiscales más beneficiosas para todos los españoles. Digan lo que digan en la nueva campaña, ese es el camino que Pedro Sánchez ha tomado y que piensa seguir.
Pero Ciudadanos ha sido acusado de bloquear también la posibilidad de tener gobierno en esta legislatura …
No, mire, nosotros nos acostamos la noche del 28 de abril contentos por nuestros resultados, los mejores hasta el momento, y escuchando a los militantes socialistas en la puerta de Ferraz gritando “con Rivera, no”. El PSOE nunca ha hecho propuesta alguna que Ciudadanos, y no solo Ciudadanos, sino el resto de partidos, pudiéramos analizar y aceptar o rechazar. Y esto no lo digo yo. Lo dice Pablo Iglesias cuando cuenta que Sánchez le engañó, o López de Uralde, de Equo, cuando llama a Sánchez “trilero”. Ciudadanos dijo muy claro en campaña, y fue nuestro leit motiv, que Sánchez no sería presidente con nuestros votos, y hemos cumplido con nuestros votantes, a los que les dimos una palabra y la hemos cumplido, y sobre todo viendo los pactos del PSOE con partidos nacionalistas en Navarra o Cataluña. El bloqueo se ha producido porque Sánchez quería apoyo gratis e Iglesias quería gobierno. Eso es lo que ha pasado. Uno prometió sillones y no quiso cumplir y el otro prometió apoyo pero a cambio precisamente de esos sillones. Ni más ni menos. Nosotros mantuvimos nuestro compromiso y abrimos la puerta a una abstención bajo tres condiciones básicas: replantear un gobierno de Navarra constitucionalista, no a los indultos de separatistas en su caso condenados, y rebajar impuestos. Ni sillones ni condiciones inasumibles. Y cuando la respuesta era sencilla y coherente, Sánchez dijo no porque quiere volver a jugar con los españoles.
¿En cualquier caso, cómo valora su experiencia en el Congreso en estos meses?
Muy interesante. Más aún: apasionante. Es un privilegio que tus vecinos y conciudadanos te elijan para representarlos. Y es más grande aún la responsabilidad que adquieres cuando llegas al Congreso y asumes que estás en un grupo político determinado, pero que allí toca defender los intereses de todos los españoles, sobre todo de tu provincia, que son los que te han votado. Pero en mi caso soy consciente de que pertenezco a un partido que se esfuerza en ir más allá de cuestiones territoriales, a las que se les da la debida importancia, por supuesto, pero que trabaja por la igualdad de los ciudadanos independientemente de donde vivan. Llegar y empezar a tratar cuestiones como una crisis sanitaria que surge en Andalucía, o los efectos de una huelga de empleados de seguridad en el aeropuerto de Barcelona, o los problemas de falta de infraestructuras ferroviarias en Extremadura, te hace tener otra visión de tu trabajo allí. Y te hace, por supuesto, trabajar también por cuestiones tan tuyas como el agua o las infraestructuras, o las recientes inundaciones en la Vega Baja, con otra perspectiva, porque sabes que allí es donde tienes que poner encima de la mesa esos problemas y exponerlos a diputados de otros grupos y de otras zonas de España, y tienes que convencerlos de la necesidad de que todos hagamos por poner soluciones a esos asuntos tan nuestros y a veces tan ajenos a ellos.
Se le ha hecho entonces corta esta legislatura, supongo …
Corta no, cortísima. No nos ha dado tiempo prácticamente a nada, porque el trabajo legislativo se inició siempre con un ojo puesto en la posible disolución de las Cámaras si no había gobierno. Y la función de control del gobierno en funciones también ha sido entorpecida por el propio gobierno, que se ha negado a ser controlado pese a que fue el propio PSOE el que en la pasada legislatura obtuvo una sentencia del Tribunal Constitucional que confirmaba la obligación de un gobierno, en ese caso del PP y con Rajoy, de someterse a control del Congreso aunque estuviera en funciones. Ha sido esta una más de las incoherencias de Pedro Sánchez, que decía una cosa como oposición y ha hecho todo lo contrario, lo mismo que denunciaba antes, como gobierno. Ha repetido, en suma, lo mismo que hacía antes el PP, que en esto tampoco está para presumir.
¿Qué ha podido hacer en este tiempo en el Congreso?
Mi grupo ha elaborado varias proposiciones de ley y otras muchas proposiciones no de ley en este corto plazo. Yo, personalmente, he firmado más de treinta preguntas al Gobierno sobre temas fundamentalmente que afectan a la provincia de Alicante, algunas de ellas en temas más próximos a la Vega Baja, como sobre medidas para evitar accidentes de tráfico en puntos concretos de la N-332, o sobre eliminación de plásticos flotantes en el Segura, o sobre acciones para erradicar el turismo de borrachera en nuestra zona turística de costa, o sobre la posibilidad de conectar la CV-95 con la AP-7 para reducir costes e impacto ambiental, o incluso sobre la situación de la escasez de pólvora para las fiestas de Moros y Cristianos. Y últimamente, por supuesto, sobre las medidas a adoptarse para paliar y evitar daños por las riadas ante los sucesos de la gota fría de este pasado mes de septiembre.
¿Qué puede hacer un diputado de Orihuela, de la Vega Baja, en Madrid en una situación como la sufrida por las inundaciones?
Pues lo que en mi caso he hecho, que es, primero, hablar con tu propio grupo parlamentario para que comprendan la magnitud de la catástrofe, más allá de todo lo que hemos visto. Y a partir de ahí enmendar y ampliar, como hicimos desde Ciudadanos, la proposición que se debatió en el Congreso para que se declarara esta zona como catastrófica, en la denominación legal que ahora corresponde, para conseguir las ayudas que el Estado debe brindar a través del Gobierno. De no haberse disuelto las Cámaras el pasado 24 de septiembre, ese sería ahora el tema principal de mi agenda como diputado: reclamar más atención, más ayudas y más inversiones del Estado, de la misma manera que nuestros diputados autonómicos lo hacen en Valencia ante la Generalitat. Creo que el famoso decreto-ley estatal de ayudas se queda corto, porque no nos han contado que es para todas las zonas de España con daños por fenómenos naturales como inundaciones o incendios desde el pasado 1 de abril, y no se han contemplado beneficios fiscales como los que hemos solicitado mediante una moción instada por Ciudadanos desde el propio Ayuntamiento de Orihuela, para bonificar o declarar exentos impuestos municipales como el de obras o de vehículos, que no se han tenido en cuenta y afectan, precisamente a inmuebles y vehículos, que es lo más afectado, y que hay que reformar o reparar.
¿Qué soluciones deben ponerse aquí en marcha en materia de infraestructuras hidráulicas?
Estas inundaciones nos han demostrado tres cosas: una, que el Segura se puede controlar razonablemente en sus crecidas si los cauces están afianzados, debidamente mantenidos y vigilados, algo que le corresponde a la Confederación Hidrográfica del Segura, organismo dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, y que ha fallado en esta ocasión. No puede ser que el río se haya roto y desbordado en más de una decena de puntos de su recorrido y que la CHS estuviera advertida de los riesgos desde hace incluso años. Con la inundación de diciembre de 2016, y siendo yo concejal en Orihuela, ya pasó esto mismo y la CHS sabía de los riesgos y las deficiencias de mantenimiento por falta de inversión, y no se ha hecho nada. Dos, que es necesaria una red de evacuación del agua en situaciones de crecida que permita su recogida para que no termine perdiéndose. Hemos tenido precipitaciones en dos días equivalentes a un año y no se ha captado nada de esa agua, y en esta zona y ante las expectativas de cambio climático no podemos permitirnos ese lujo. Hay que poner a los ingenieros a trabajar y a los políticos a tomar decisiones. Y tres, que el verdadero problema en Orihuela concretamente es la Rambla de Abanilla, la que más daños ha causado en esta ocasión, y hay que ejecutar de una vez las obras de su encauzamiento mediante la actualización del proyecto que está en un cajón desde hace años, poniendo voluntad política y recursos económicos. No podemos seguir gastando en reparar cuando podemos invertir en evitar y paliar. Encauzar y, dentro de que técnicamente sea posible, represar ese cauce para dosificar la evacuación de agua, es fundamental. A partir de ahí, la conclusión es que Administraciones e instituciones trabajen conjuntamente, y no de espaldas unas a otras, que es lo que estamos viendo. Debemos investigar qué ha pasado, depurar responsabilidades y ponernos con las soluciones ya, coordinando esfuerzos e información.
¿Y su futuro a partir de ahora?
Pues pendiente de las decisiones que se tomen en mi partido para la confección de las listas electorales de cara al 10 de noviembre. Estuve a disposición de mi formación siendo concejal y lo estaré ahora igualmente. Es mi proyecto y el que creo mejor para mi ciudad, mi provincia, mi comunidad autónoma y mi país. Seguir trabajando por ello en el Congreso sería un sueño y, como dije antes, un privilegio. Pero será, sobre todo, una enorme responsabilidad. De ser así, mi objetivo principal es que el Estado entero, que el Gobierno de España, sea cual sea el que salga de las urnas del 10 de noviembre, mire a mi comarca y de verdad adquiera el compromiso de poner voluntad política y recursos económicos para solucionar las deficiencias que nos han llevado a sufrir tanto estos días. Necesitamos que nos ayuden, sí, pero preferimos que las ayudas sean inmediatas a que sean mayores si van a tardar, porque es urgente, pero sobre todo porque aquí sabemos cómo hacer para recuperarnos de este golpe y recuperar calles, casas, negocios y trabajo. Pero eso sí, que no olviden que las inversiones para evitar que se repita son prioritarias. Ese será mi caballo de batalla si vuelvo a sentarme en el Congreso.
Para despedirnos, una sola pregunta y visto lo visto, ¿tendremos que volver a las urnas en 2020?
Estoy seguro de que no. Todos, absolutamente todos, hemos aprendido algo, y aquí hablo como ciudadano de a pie, no como político de una determinada formación. Un simple análisis de lo que unos y otros han dicho y lo que esos mismos unos y otros luego han hecho hace que todos los sondeos que ya circulan sean meras especulaciones. La decisión la tenemos nosotros y con un poco de memoria cada cual sabe quién en muy poco tiempo nos ha engañado o nos ha intentado manipular. Estoy convencido de que los votantes saben perfectamente quién está ya desenmascarado por los acontecimientos y quién juega a volver al bipartidismo aunque no cuente con mayorías simplemente negándose a aceptar esa realidad. En todo caso, para eso estamos, para que nos pregunten por nuestros proyectos y nuestra idea de cómo afrontar y solucionar los problemas. Y para contestar con coherencia y sinceridad.
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