A propósito de…/ Laura F.
Desde hace años, los oriolanos y demás pueblos de la Vega del Segura celebramos parte de nuestra historia ancestral, las llamadas Fiestas de la Reconquista. Pero en todo acontecimiento hay un antes y un después enmarcado, y sólo recordamos el después, con lo que la riqueza de nuestras tierras se pierde y las fiestas pueden quedar en monotonía. ¡Con los grande que es la historia y el material que nos proporciona! Si queremos que estas celebraciones no perezcan víctimas de esa monotonía, podemos ampliarla con acontecimientos y personajes gloriosos de nuestra historia. Así se podría hacer una introducción a la fiesta y una conclusión. Podríamos “resucitar” la figura del rey Teodomiro y su famoso pacto, sobre un territorio que llegaba desde Lorca hasta Villena, es decir, la actual Murcia y Alicante, con Abd al- Aziz. Estamos en el 713, siglo VIII, en plena conquista musulmana de la península.
El éxito de este pacto fue la astucia del visigodo que procuró para su gente el respeto de tierras, personas y religión, ésta cosa impensable por parte mora. Es famosa la leyenda que supuso el ardid para salvaguardar a su gente. Y es que Teodomiro no podía pactar en calidad de rey, ya que la monarquía visigoda había desaparecido, y tampoco como bizantino, así que tuvo que asumir la función de rey, el único rey de España en ese momento, para algunos autores. Y como Abd al-Aziz tenía prisa por llegar a Zaragoza… se resolvió rápidamente. El documento que se firma, es de los pocos que quedan de la época. Este reinado de Teodomiro duró desde el 713 hasta el 779, entonces su sucesor era Atanagildo y en las mismas condiciones. Las cuales fueron: “…En el nombre de Dios clemente y misericordioso. Escritura otorgada por Abd-al-Aziz ben Musa a Teodomiro ben Cobdux. Que este se aviene o se somete a capitular aceptando el patronato y la tutela de Ala y la clientela de su profeta, con la condición de que no se impondrá dominio sobre él ni sobre ninguno de los suyos; que no podrá ser cogido ni desposeído de su Señorío; que ellos no podrán ser muertos ni cautivados, ni apartados unos de otros, ni de sus hijos, ni de sus mujeres, ni violentados en su religión, ni quemadas sus iglesias; que no será despojado de su Señorío mientras sea fiel y sincero, y cumpla lo que hemos estipulado con él. Que su capitulación se extiende a siete ciudades que son: Orihuela, Valéntila, Alicante, Mula, Bigastro, Ello y Lorca. Que no dará asilo a desertores ni a enemigos; que no intimidará a los que viven bajo nuestra protección, ni ocultará noticias sobre enemigos que sepa. Que él y los suyos pagarán cada año un dinar y cuatro modios de trigo, y cuatro de cebada, y cuatro cántaros de arrope y cuatro de vinagre y dos de miel y dos de aceite; pero el siervo solo pagará la mitad.” Pacto de Teodomiro (Año 713).
Dada la importancia de este tratado, no debería pasar sin pena ni gloria. Después vendrá un vacío histórico de acontecimientos memorables. Pero como en nuestras fiestas aparecen kábilas con los nombre de Almorávides y Almohades…pues se puede destacar el porqué de su presencia en la península. Los primeros en el siglo XI y los segundos en el XII. Ambos fanáticos integristas que poco favorecieron la emigración de mozárabes y judíos hacia tierras cristianas. Si bien es cierto, fueron reconquistadores de plazas cristianas como vencer a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos y embellecedores de las ciudades como la Giralda de Sevilla. Pasarán los años hasta que el rey Jaime II conquiste Orihuela para el Reino de Valencia, en el siglo XIII. Imaginad si poco a poco sacáramos a la fiesta estos personajes de relevancia histórica, lo que supondría para realzarla y, al mismo tiempo, enseñar a los oriolanos y pueblos vecinos un poquito de su historia. Todos saldríamos ganado. Desde estas líneas conmino al presidente de la Junta Central, mi querido y admirado amigo Pepe Vegara Durá, a que medite esta idea y, bajo su mandato se dé un impulso histórico-festivo a la Fiesta de Moros y Cristianos de Orihuela, con él las fiesta de Orihuela no se centren sólo en las entradas Moras Y Cristinas, sino que avance y se potencia el esplendor, lustre, resonancia, brillo y grandeza de una parte de nuestra historia que todos los moradores de nuestra comarca.
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