Cuenta la popular fábula que como resultado de un enorme “incendio económico” iniciado en los bosques norteamericanos, extendiéndose al resto del mundo a partir de 2008 debido entre otras causas a la desregulación económica, los altos precios de las materias primas, así como a la crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados, todos ellos provocados por la ideología neoliberal (la derecha ideológica), como decía… Los animalitos del “bosque” huían despavoridos intentando no acabar calcinados por el aumento del paro, la miseria y el hambre.
Se dio la circunstancia que coincidieron en la orilla del río una rana y un escorpión, el escorpión que era el que había provocado el incendio económico interesado en transformar el bosque frondoso en un desierto, habitad natural de este tipo de criaturas y donde solo podían vivir ellos y unos pocos amigos suyos, se dirigió a la rana cuyo hogar no tenía nada que ver con el del escorpión, ya que a ella le gustaba más las múltiples comodidades que le ofrecía el bosque, cuando se ponía enferma podía comer las hierbas medicinales que crecían en las zonas húmedas, también le gustaba observar como todos los habitantes del bosque tenían el mismo derecho a aprender y a leer la naturaleza gracias a las sabias enseñanzas del maestro búho, prediciendo las tormentas, sabiendo cuando se avecinaban épocas de sequía o cuándo tenían que guardar semillas y bayas previendo épocas peores.
Cabe resaltar que incluso cuando los animalitos se hacían mayores tenían garantizado el suministro de alimentos y cuidados. Todos ellos colaboraban con un objetivo común que era la igualdad de oportunidades, participando los que más tenían en mayor proporción, como es natural…
Pues bien, estando en esta tesitura, el escorpión le dijo a la rana: -Amiga rana, necesito que me cruces el río a tu espalda gracias a tu voto, ya que de otra manera arderé en este maldito incendio que ha provocado el jefe de los castores, un tal Zapatero, él ha arruinado el bosque desperdiciando los alimentos que teníamos reservados.
La rana desconfiada por naturaleza le dijo: -No, no… ¡Que yo te conozco! Sé quién eres… De sobra conozco que tu intención es usar como pretexto este incendio para acabar con el bosque y transformarlo en un desierto, donde tú y tus amigos podéis vivir a vuestras anchas-.
El escorpión, muy sibilinamente le respondió: – Ranita, ranita, amiga mía, mi intención no es otra si me cruzas a tu espalda que la de salvarme, de esta manera cuando llegue al otro lado organizaré el bosque de tal forma que todo los animales mantengan el estilo de vida que habían tenido antes del incendio provocado por el malvado castor-.
La ranita confiando en las palabras del escorpión y con toda la benevolencia del mundo lo subió a su espalda e hizo lo que el malvado escorpión le dijo no sin antes aseverarle con voz grave y profunda: -Escorpión, no me defraudes y cumple tu promesa-.
Pasando ya casi tres cuartas partes del río el Escorpión con un sudor caliente como el infierno empezó a convulsionar, empezó a ponerse azul y desplego su cola con el aguijón en todo lo alto y ¡zasss…! la rana, sin tan si quiera verlo venir se encontró con el aguijón clavado en la mitad de la espalda, mientras se hundían los dos en mitad del río la rana le dijo al escorpión:- ¿Pero qué has hecho con el voto que te di? ¡Me has traicionado! No has cumplido tus promesas, mi bosque es un desierto y nosotros moriremos ahogados-.
A la vez que se hundían los dos, ahogándose, pudo hacerle una pregunta más al escorpión…
-Escorpión, escorpión…pero ¿por qué lo has hecho?
El escorpión encogiéndose de hombros le dijo a la ranita: -Ranita, ranita mía…. ¿sabes por qué lo hice? Lo hice… ¡Porque esta es mi naturaleza!
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