El CD Torrevieja no pasa del empate a cero contra el Villajoyosa C.F. en casa
Nada nuevo que añadir en este comentario a los que ya hemos reflejado en lo que va de temporada, cuya primera vuelta estamos a punto de alcanzar. El Torrevieja es un equipo que tiene buena actitud, que ilusiona en las primeras partes, que promete grandes resultados…, hasta que el tiempo pasa, el gol no llega y paulatinamente va diluyéndose el empuje. Da igual el supuesto nivel del adversario, al final viene a ocurrir más o menos lo mismo. Y el caso es que el conjunto salinero no hace malos partidos; pero tampoco podemos soslayar la evidencia de que si se falla en el aspecto fundamental, la nota no puede ser alta. No es casualidad que los resultados más repetidos hasta la fecha hayan sido el 0-0 y el 1-0. De momento, en casa, casi todo queda supeditado a marcar o a no marcar, he ahí la cuestión. Porque al menos el contrario tampoco marca, y algo de mérito tendrán los nuestros, a los que sin embargo aún les falta compensar la faena: los números, tanto en una portería como en la contraria, expresan una realidad.
El encuentro contra el Villajoyosa, que se marchó tal como vino —con un punto más que los nuestros en la clasificación— cobraba toda la importancia después del traspiés de Alicante. Las posiciones en la parte alta de la tabla están empezando a definirse, y el Torrevieja no debía sucumbir consecutivamente ante otro rival directo. Influiría este estado psicológico en la disposición inicial. Los blanquiazules, como es habitual, dominaron en la primera mitad, con jugadas rápidas y profundas, hasta el punto de obligar al adversario a mantenerse en su parcela. Continuas diagonales a cada banda lanzaban a los extremos, sin descartar el pase perpendicular, cuya ejecución no se precisaba del todo. El primero que acertó de pleno en este lance fue Beltrán, que a los doce minutos controló de espaldas y de inmediato mandó por la derecha hacia Flores; pero éste completó su carrera algo escorado a la derecha y llegó forzado facilitando la acción de Miqui García. No decaían en su empeño los blanquiazules, que se animaban entre ellos cuando un intento no prosperaba. Los de Martínez Bueno, empleados en defensa, apenas se acercaban al marco de Buyo, con Verdú colosal por alto y bien secundado por Walid.
La lesión de Beltrán alteró los planes de Pedreño con respecto a Mar, que entró en el campo antes de lo previsto. Pero se notó su presencia en dos acciones de peligro: a los 35, dejó atrás para que Vicente Zaragoza disparara desde fuera del área y estrellara el balón en el soporte de la red; y seis minutos después, arrancó para recoger un envío de cabeza de Walid, se plantó solo ante la salida desesperada del portero, que lo encimó para molestarlo en el remate, y con un toque lo superó abajo, pero el balón salió con poca velocidad y dio tiempo a que Alfonso retrocediera para evitar el gol cerca de la línea. Entre ambas jugadas, mandó un centro desde la izquierda que remató Booker de volea cruzada en semifallo. Estaban malográndose oportunidades y, en consecuencia, se temía el conocido desarrollo de acontecimientos. En efecto, en al reanudación se igualó la pugna. Incluso los visitantes crearon su primera ocasión, un centro de Adri por la izquierda cabeceado por Guerrero, a quien Buyo le tapó todo el hueco. Una vez más, providencial el portero en un momento determinado.
Quedaba claro que ni la disposición ni las perspectivas eran las mismas que antes del descanso. El Torrevieja fue espesándose en sus evoluciones mientras el Villajoyosa intentaba lo que hasta entonces no había intentado. En este sentido, destacó la aportación de Adri por la izquierda, a quien su entrenador acabaría colocando de interior para dejar en el lateral a Luigi. Volvieron los locales (16’), por medio de Flores, a mandar un balón perpendicular a Mar, pero Miqui García abortó su carrera saliendo a sus pies. Cada vez costaba más llegar y cada vez quedaba menos tiempo. En la siguiente fase mandaron los de negro, más cerca del área rival. La zaga salinera hubo de emplearse mucho más a fondo para frenar las acometidas. En ataque sólo quedaba la esperanza de aprovechar una jugada táctica, y precisamente una de ellas (43’) pudo costar la derrota, cuando tras el rechazo se armó el contragolpe y Adri dejó en paralelo hacia el otro lado para Chispa, que ante la salida a la desesperada de Buyo optó por el lanzamiento lejano para superarlo; la pelota salió desviada. Otro escalofrío recorrió la grada cuando, en una jugada de golpe franco, Úbeda empujó a la red (48’), en una acción invalidada por el banderín de Muñoz Mendiola. Y es que los pronósticos favorables del principio terminarían convirtiéndose en suspiros por mantener el empate.
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