Humor

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Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro

Joaquín Marín / Fotografía

Humor es risa. Pero también en disarmonía puede ser enfermedad. En la Antigua Grecia, los médicos hipocráticos hablaban de humores para referirse a líquidos del cuerpo humano relacionados con los cuatro elementos básicos de la naturaleza. La sangre con el aire, la bilis amarilla con el fuego, la bilis negra con la tierra y la flema con el agua. Si estos humores se encontraban en equilibrio, la salud era; si en desequilibrio, la enfermedad.

Hay humores que nos hacen reír. Otros sufrir. Hay humores que aun pretendiendo la risa duelen. Porque la pretenden sobre el dolor. Con calificativo, humor pecante es el que se suponía que predominaba en cada enfermedad y humor negro es aquel que trata de cosas que, desde otra perspectiva, suscitarían piedad, terror, lástima o emociones parecidas —RAE dixit.

Abominamos del neopuritanismo de lo políticamente correcto que nos ha vuelto indecisos sobre la conveniencia de decir o no decir, castrándonos el pensamiento con la tijera de la autocensura. Pero hay cosas que no nos parecen motivo de gracia. Ni ayer ni hoy. La revista LA AVENTURA DE LA HISTORIA de este mes de abril trae una viñeta firmada por PEIRO publicada en «La Risa» el 15 de abril de 1923. En ella se dibuja una escena de bar. En primer plano, sentado, ocupando una mesa, un caballero elegante con chaqueta y sombrero, puro en una mano, con la otra agarra un tanque lleno de espumosa cerveza. Le atiende una pulcra camarera. Bajo el título «COINCIDENCIA» se desarrolla el diálogo. La camarera, observando que la jarra de cerveza aún está llena, pregunta al cliente:  —¿No le gusta la cerveza? —Es que había una mosca muerta —responde el cliente. A lo que comenta la camarera: —A ese pobrecito insecto le ha pasado lo que a mi primo, que murió en el tercio.

Abril de 1923 aún dolía el desastre de Annual. Y todavía coleaba el expediente Picasso. Abril de 1923 faltaba poco, cinco meses, para el golpe de Estado de Primo de Rivera. Durante su dictadura se cerraría la crisis con Marruecos. Hasta la próxima. ¡Menuda risa aquel matadero!

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