Mateo Marco Amorós / A cara descubierta
Joaquín Marín / Fotografía
Mucho se ha escrito sobre Alexander von Humboldt con motivo del 250 aniversario de su nacimiento. Nació en Berlín, ciudad que le honra con una magnífica estatua junto a la Universidad fundada por su hermano Guillermo, ubicada en el famoso bulevar Unter der Linden –Bajo los Tilos– enfrente de la plaza Bebel, donde la famosa quema de libros por los nazis en 1933. En esta plaza un curioso «monumento» hace memoria de la irracional hoguera. Se trata de una loseta de cristal por la que observamos, subterránea, una estantería vacía. ¡Berlín! A cada paso, la Historia. Pero no nos entretengamos en las múltiples atracciones que nos ofrece la capital alemana. Volvamos a nuestro personaje.
Mucho se ha escrito –decíamos– sobre Alexander von Humboldt. Y mucho se ha titubeado para calificarlo: Naturalista. Antropólogo. Físico. Zoólogo. Climatólogo. Geólogo…
Un sabio humanista sin duda. El universo de conocimientos que abarcó dificulta encorsetarlo en una especialidad. Su obra Cosmos demuestra sus sabidurías. Con todo, nosotros siempre lo hemos visto geógrafo. Y como buen geógrafo, atento a los saberes integrados de diferentes disciplinas. El problema es que tanto en la época de Humboldt, como en la actualidad, el común asocia la Geografía con conocimientos muy determinados. Para muchos la Geografía se reduce a la localización. Saber dónde los lugares, los nombres de los países y sus capitales, los nombres de ríos y montañas, su recorrido… Basta coger las tarjetas del Trivial y fijarse en qué se nos exige para conseguir el quesito azul. Se nos exige, sobre todo, lo dicho: nombres de países, capitales, ríos… La Geografía es mucho más. Precisamente nos lo enseñó Humboldt.
Podemos comprobarlo leyendo «Del Orinoco al Amazonas». Es uno de nuestros libros preferidos. Fruto del viaje que Alexander von Humboldt realizó entre 1799 y 1804 por América del Sur, acompañado del botánico Bonpland, con el visto bueno y pasaporte real de Carlos IV. Expedición que dio para una gigantesca obra titulada «Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente», publicada en treinta volúmenes. Por ello hay quienes otorgan a Alexander von Humboldt el título de redescubridor de América. Humboldt geógrafo.
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