Vivimos en paradigmas distintos, sin comunicación entre sí y por eso es difícil entender los mensajes que nos llegan desde los poderes públicos. Por un lado tenemos los argumentos de los que quieren acabar con un modelo de estado en el que la solidaridad era la pieza importante que unía a los ciudadanos. De esa solidaridad nació la educación para todos, la sanidad universal, el sistema de pensiones, una red de ayudas sociales convertidas en derechos que soterradamente hoy quieren convertirla en red de caridad como en el pasado.
Por otro lado se encuentran la mayoría de los ciudadanos que sienten en sus carnes la dureza de la crisis económica y disparan hacia cualquier lado donde se perciba que hay quienes viven “como Dios” a su costa. A los primeros que disparan sus balas es a los representantes políticos porque creen que su primera preocupación no es la defensa del bienestar de los ciudadanos.
Y esa es la clave del problema. ¿Por qué perciben esto? Los medios de comunicación de masas y las redes sociales difunden masivamente actuaciones que entienden los ciudadanos van en dirección opuesta a la que ellos desean. Ahora mismo está circulando por mensajería una propuesta para que los políticos no vuelen en preferente sino en turista. Me parece bien. Del mismo modo, no cesan las opiniones de que todos los políticos (entre los que no me queda más remedio que incluirme al ser concejal del PSOE en Torrevieja) son unos “chorizos”. Pero a nadie le he oído reconocer que esos políticos llegan a ocupar esos cargos porque esos mismos ciudadanos han votado a esos “chorizos”, en algunos casos, conociendo previamente su dudosa reputación.
Como consecuencia de lo dicho anteriormente tenemos unos ciudadanos muy apartados de la vida pública, y sin interesarse por ella. En cada pueblo o ciudad tendrán sus propios motivos, pero en Torrevieja, la actitud del Alcalde y del que más manda en el Ayuntamiento pidiendo indultos para condenados por corrupción no contribuye precisamente al acercamiento de los ciudadanos hacia lo público, al trasladar la idea de que no todos somos iguales ante la justicia.
Estos argumentos me llevan a dos conclusiones finales. La gente que vive peor y que quiere cambiar las cosas sólo tiene a la política para hacerlo, por eso es necesario que regresen para interesarse de los asuntos de todos. La segunda, algo que ya dijo un filósofo hace más de dos mil años: “Los pueblos que se desinteresan de los asuntos públicos están condenados a ser gobernados por los peores hombres”. ¿Les suena?
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