Esta conferencia puso el punto y final a un programa de actos que conmemora la ciencia en Torrevieja
La delicada situación por la que atraviesa la Pinna nobilis (comúnmente, la nacra) ya fue objeto de atención por parte de Ars Creatio en la edición de 2023 de «Torrevieja y el mar». Entonces fue Yolanda Fernández Torquemada la que detalló el proceso que habían seguido las diferentes Administraciones y los trabajos científicos emprendidos desde que se dio la voz de alarma en 2016 sobre la mortandad masiva que estaba sufriendo el segundo mayor bivalvo del mundo. Un año después de aquella información, la catedrática de Zoología del Departamento de Ciencias del Mar de la Universidad de Alicante, Francisca Giménez Casalduero, tomó el relevo en el escenario para contar al público torrevejense las novedades en la enconada lucha por mantener viva a esta especie endémica del Mediterráneo, tan abundante no hace mucho en nuestro litoral desde finales del Mioceno.
Aunque la nacra es sésil, tiene cierta capacidad de desplazamiento para encontrar mejor asentamiento sobre gravas, rodolitos, restos biogénicos y, sobre todo, rizomas de Posidonia oceánica, su hábitat principal. Por ser filtradora, retiene detritos y contribuye a mantener la claridad del agua. La ponente mostró una foto de la laguna de Venecia, con el nivel del agua en descenso, en la que se veían numerosas nacras. Puede resistir un corto tiempo fuera del agua. Es comida tradicional en zonas de Cerdeña, y su biso se usa para tejer diferentes prendas como gorras o guantes. En 1992 fue declarada especie de protección estricta. Después sería declarada vulnerable en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y tendría protecciones más específicas. Sus mayores peligros son, entre otros, la degradación de las praderas de Posidonia, la pesca de arrastre ilegal o las obras costeras, además de la extracción furtiva.
Se identificó un protozoo (Haplosporidium pinnae) como la causa principal de la mortandad, pero posteriormente fueron detectados una bacteria y un virus que genera inmunodeficiencia, en sinergia con el primero. La eutrofización de la laguna del Mar Menor acabó con el 85% de la vida por debajo de los tres metros. Cuando los vertidos químicos disminuyeron y parecía que se recuperaba, las lluvias torrenciales de 2019 aportaron grandes masas de agua dulce a la laguna y una subsiguiente «crisis euxinia» —el agua pierde oxígeno y se forman productos tóxicos como sulfuros o metanos—.
Entre las acciones llevadas a cabo por los equipos científicos dedicados a la salvación de la especie, se encuentra un estudio poblacional desde 2016 hasta la actualidad, el rescate de ejemplares en riesgo y el mantenimiento y cría en cautividad. Sin embargo, Francisca Giménez contaba que este último método presentaba muchas dificultades, porque las larvas no consiguen prosperar a causa de no disponer del alimento adecuado —igual que ocurre con el pulpo, que no se puede criar en cautividad para ser comercializado—. A esto se une que, en los pocos éxitos alcanzados, varios ejemplares jóvenes se han perdido por haber sido robados o destruidos involuntariamente por bañistas. De ahí que una de las propuestas consista en poner vigilancia. En el Delta del Ebro, el otro lugar de España donde aún quedan ejemplares, el peligro estriba en que los temporales generan entradas de agua dulce.
Entrega de obsequio y próxima actividad
Después de las preguntas del público, muy sensibilizado con el tema de la conferencia, y de la expresión de Francisca Giménez de su esperanza para los trabajos previstos el año próximo, Josefina Nieto, presidente de Ars Creatio, pidió para la ponente el aplauso que quizá la pesadumbre había contenido. Tras entregarle un barco de sal como recuerdo, en nombre del Ayuntamiento declaró clausurada la serie de conferencias de esta Semana de la Ciencia.
Para terminar la sesión, María Luisa Molina recordó que este sábado 16, si el tiempo no lo impide, se llevará a cabo la observación astronómica aplazada de la semana anterior, con la charla para profesores «Don Quijote cabalga por las salinas de Torrevieja». Y el martes 19 comenzará el curso «Inteligencia artificial en el aula: innovación para la educación del futuro», en el aula de la Universidad del centro Virgen del Carmen.
Francisca Giménez Casalduero
Como catedrática de Zoología en el Departamento de Ciencias del Mar en la Universidad de Alicante, y directora del Centro de Investigación Marina de Santa Pola (CIMAR), tiene una amplia experiencia en la investigación y la gestión de las zonas marinas y costeras, contaminación marina y los efectos de las actividades humanas sobre los sistemas biológicos. Ha participado en todas las fases de planificación, ejecución y gestión de las Áreas Marinas Protegidas, además de realizar trabajos en taxonomía y autoecología de invertebrados marinos.
Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Murcia en 1989, se doctoró en la misma universidad en 1997. Durante este periodo recibió diversas becas y ayudas de formación de concurso público y su vocación por el estudio y conservación del medio marino la llevó a realizar estancias en diferentes centros de investigación en Reino Unido, Sicilia (Italia) y EEUU. De vuelta a su tierra, Murcia, estuvo encargada de la planificación y propuestas de gestión del medio marino en la Dirección General de Medio Natural, Consejería de Agricultura, Agua y Medio Ambiente de la Región de Murcia, puesto que compaginó con la plaza de profesora asociada en el Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante desde 1999.
En el año 2004 consigue la plaza de Contratada Doctor y en la actualidad desde el año 2010 es profesora titular de Grado y Postgrado en Biología Marina y Oceanografía Biológica de la misma universidad. Ha sido vicedecana de Ciencias del Mar de la Facultad de Ciencias y desde el año 2012 es directora del Centro de Investigación Marina de Santa Pola (CIMAR), de la Universidad de Alicante. A lo largo de estos años ha participado como experta en diferentes comités nacionales para el asesoramiento en el medio marino.
Ha participado en más de 80 proyectos públicos y privados, en diferentes zonas geográficas y ambientes marinos. Fruto de su trabajo como investigadora, posee más de 50 artículos en revistas científicas internacionales, más de 45 capítulos de libro y más de 100 contribuciones a congresos. Actualmente, sus principales líneas de investigación se centran en especies protegidas y especies invasoras marinas, evaluación de las comunidades del bentos, ecología del paisaje marino, la respuesta a la calidad del agua, efectos de las presiones antrópicas en las comunidades y poblaciones marinas, bases para la planificación marina, además de realizar múltiples actividades de transferencia científica y educación ambiental marina.
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