Formación Profesional, ya. Instituto nuevo, ya

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Por José F. Aix

El reciente anuncio de que el IES El Palmeral se convertirá en un centro integrado de formación profesional (CIFP en adelante) es, objetivamente, una excelente noticia para Orihuela. Devolver a un centro histórico como este su identidad primigenia supone, más allá de esa apreciación romántica y nostálgica, no una vuelta al pasado, sino una mirada ambiciosa hacia el futuro; esta ampliación de la oferta educativa de nuestro municipio es una apuesta clara por fortalecer los cimientos del tejido productivo del sur de la provincia de Alicante a través de la educación, en el corazón de una comarca que combina el respeto a su esencia agrícola con la necesidad de potenciar el sector industrial y ofrecer, asimismo, unos servicios de calidad tanto a oriundos como a visitantes que acuden a disfrutar de nuestro patrimonio, nuestras playas y de la suerte de tener más de trescientos días de sol al año. Y esto es bueno para todos: estudiantes, docentes, instituciones, empresas…

Sin saber muy bien cómo, tras los anuncios de la pasada legislatura de que Guardamar se convertiría en el epicentro de la tradicional FP simplemente porque la alcaldía de este municipio es del mismo signo político que el entonces presidente de la Generalitat, o el posterior cambio por Torrevieja por la habilidad del alcalde de la ciudad salinera para pescar en río revuelto, será Orihuela la afortunada de “quedarse” con estos servicios educativos, culminándose de esta manera el trabajo de todos los que hemos luchado por conseguirlo. Podríamos entrar en el debate de si es conveniente separar las enseñanzas de ESO y Bachillerato de las que se centran en perfilar la incorporación al mundo laboral, o si era mejor hacer un CIFP de nueva planta en lugar de pensar en El Palmeral como la mejor opción, pero incluso esas discrepancias son, a mi modo de ver, fácilmente superables. Tampoco es el momento de los oportunistas que quieren poner en el centro del tablero político la controvertida situación de las parcelas de Santo Domingo como solución para todo el revuelo que se ha montado. La reflexión debe centrarse, desde mi humilde punto de vista, no en el qué ni en el por qué ni en el dónde, sino en el cuándo.

Excepto los alumnos que van a ser desplazados de su centro de referencia para convertirse en los forasteros en sus nuevos institutos de acogida y los profesores con destino definitivo que también abandonarán de manera forzosa el centro donde eligieron trabajar concurso de traslados mediante, nadie debería oponerse a una noticia como esta, pero la precipitación que con tanta frecuencia sustenta las decisiones políticas es nuevamente el problema. Y es ahora cuando la celebración del anuncio se convierte en firme oposición por nuestra parte, un rechazo fundamentado en los tiempos establecidos para la implementación de esta medida.

Hablen con los alumnos del IES Gabriel Miró y les contarán que forman parte de grupos tan numerosos que hasta separarse para un examen es complicado; pregúntenles por los espacios comunes, por las pistas deportivas, la biblioteca o las aulas de informática, y entenderán entonces que no hay espacio ni para barracones ni para más alumnos. Ojo: ¡tampoco para más profesores! Lean el artículo 3 del Decreto 132/2010, de 12 de febrero, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que impartan las enseñanzas del segundo ciclo de la educación infantil, la educación primaria y la educación secundaria si quieren entender que aquí eso de los espacios tampoco importa ya. Pregunten, si quieren más información, a los profesores del IES Tháder por el concepto de provisionalidad de unos barracones, y seguro que les cuentan que allí se tiraron veinte años así. ¿Hablamos de los aparcamientos? ¿De la coordinación interna entre docentes? ¿De itinerarios educativos? ¿De convivencia en las aulas?

La reconversión inmediata del IES EL Palmeral en CIFP es paradójicamente, a la vista de estos detalles que acabamos de sugerir, un ataque a la calidad de la educación oriolana a corto y medio plazo en el que vuelven a quedar desnudas las vergüenzas de un gobierno local que se atribuye los méritos de las decisiones de sus superiores, pero que, a la vista está, ha fallado doblemente en la ejecución de su trabajo por no haber sido capaces de haber exigido la adecuada secuenciación y por no haberse anticipado poniendo a disposición de Conselleria la parcela donde se construirá ese futuro centro. A la vista del caos y de la incertidumbre, exigimos a Vegara y a Pina que lideren las reivindicaciones de alumnos, profesores, familias y personal no docente ante la administración autonómica, y que esta recapacite, que escuche a todas las partes y que “deje para mañana lo que ha hecho hoy”. Solo si rectifican, demostrarán que de verdad les interesa la educación de nuestros hijos. Mientras tanto, mejor nos quedamos como estamos.

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