Han remitido un escrito al alcalde y emprenderán una campaña para recoger firmas. Están dispuestos a iniciar acciones legales si el Ayuntamiento no da una respuesta afirmativa
Campanario de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina
Para unos forman parte de su tradición más preciada; para otros, en cambio es un molesto ruido que perturba su descanso noche tras noche. Un vecino de Orihuela, estudiante de la Universidad Miguel Hernández, ha remitido un escrito al Ayuntamiento junto a otro compañero universitario para reclamar que las campanas de las iglesias oriolanas dejen de sonar a partir de las doce de la noche.
Una iniciativa puesta en marcha por un grupo de estudiantes de la UMH entre los que se encuentra Manuel Maciá, de 20 años, y estudiante de Ciencias Políticas y Gestión Pública. Es una de las dos personas que ha firmado el escrito dirigido ayer al alcalde de la ciudad, Emilio Bascuñana, en el que denuncia que las campanas de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina tocan cada ocho minutos «porque están descoordinadas». Argumentan en el documento que el ruido del constante tañido sonoro impide el correcto descanso de las personas que viven cerca del campanario.
El estudiante explica que se han puesto en contacto con el párroco de esta iglesia para explicarles su postura, pero su respuesta fue que no se podía poner una solución. Tras la disconformidad de la autoridad eclesiástica, los jóvenes decidieron reclamar ante el Ayuntamiento.
Maciá vive en el entorno de las Salesas pero pide que esta iniciativa no solo se lleve a cabo en la de Santa Justa y Rufina sino en todas las iglesias de Orihuela, que todos sus campanarios enmudezcan a partir de la medianoche para contribuir a un mejor descanso de los vecinos.
El escrito no es la única acción que van a llevar a cabo en su propósito, sino que van a emprender una campaña de recogida de firmas para apoyar su petición. Maciá explica que esta medida ya se ha puesto en marcha en muchos otros municipios españoles, recientemente en Girona después de dos décadas de quejar por parte de los propietarios de un céntrico hotel de la ciudad.
Los promotores de esta iniciativa no están convencidos de que el escrito al regidor oriolano tenga consecuncias positivas para sus deseos, y aseguran que si la respuesta es negativa emprenderán las acciones legales oportunas. «Nuestra intención es llegar hasta el final», explica Maciá, al tiempo que recuerda que en muchas ocasiones ha sido una sentencia judicial la que ha obligado a un municipio a silenciar sus campanarios por la noche.
La polémica está servida porque son muchos los que defienden el tañido de las campanas como un sonido ligado a la tradición de una ciudad como Orihuela, con multitud de campanarios, mientras que otros vecinos preferirían que el silencio fuese lo único que se escuchase al caer el sol.
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