La oriolana acaba de ser reconocida como la mejor docente de Educación Infantil de España en los Premios Educa
La oriolana Esperanza Meseguer Navarro es la mejor docente de Educación Infantil de España. Así lo reconoce la Fundación Abanca, que le acaba de otorgar el Premio Educa por sus méritos en la formación a los más pequeños.
Es natural de Orihuela pero imparte clase en el CEIP Nuestra Señora de Loreto de Santiago de la Ribera (Murcia). A sus 45 años, lleva más de una década dedicada a la enseñanza de los niños entre 3 y 5 años y sigue en continúa formación como así atesoran sus distintos másteres en pedagogía, educación emocional y neuroeducación.
P. La primera pregunta está clara, ¿Cómo da clase la mejor maestra de España? ¿Cómo es el día a día en tu aula?
R. A pesar de la denominación del título, me gustaría remarcar que no soy la mejor docente de España, ni mucho menos. Cada vez conozco más docentes comprometidos que hacen un trabajo fantástico en España. Me enorgullece y siento la responsabilidad de representarlos gracias a este premio que me ha dado la oportunidad de dar voz a las buenas prácticas educativas.
En el día a día de mi aula suele haber un poco de todo. Hay práctica, hay juego, hay talento, hay esfuerzo, hay educación emocional, hay aprendizaje-servicio, hay compromiso, hay pensamiento positivo, hay mentalidad de crecimiento y hay feedback positivo, pero sobre todo, mucha neurociencia cognitiva aplicada al aprendizaje, es decir, el uso de prácticas neuroeducativas que parte de la evidencia científica.
P. Su aula se impregna de un proyecto llamado ‘Creciendo de corazón’.
R. Sí, no es más que el resultado de mi formación profesional y personal que nunca tiene fin. “Creciendo de corazón” pone el foco sobre todo en la mentalidad de crecimiento de Carol Dweck. Este tipo tendencia educativa busca desarrollar una mentalidad de crecimiento que entiende el error como un peldaño hacia el aprendizaje, las críticas como un dato para la mejora, y las dificultades como un reto, frente a una mentalidad fija que considera que la inteligencia es algo inamovible que viene de serie.
Conocer nuestra plasticidad cerebral, nuestras capacidades, cómo se perciben y procesan las emociones en nuestro cerebro y cómo influyen en nuestras decisiones es fundamental para conocernos a nosotros mismos y sentar las bases de una buena autoestima.
P. ¿Cuáles diría que son las cualidades que le han hecho merecedora de este reconocimiento?
R. Más que hacia mí, el reconocimiento va enfocado hacia mi trabajo, hacia mi trayectoria profesional y a mi compromiso social.
A lo largo de mi carrera profesional he disfrutado de unos cuantos reconocimientos hacia proyectos o acciones que han contribuido a mejorar la educación.
Además de mi dilatada experiencia profesional tengo una gran inquietud académica y siempre sigo formándome. Me gusta la tecnología educativa, la literatura, la música y la neurociencia cognitiva.
De mis cualidades destacaría la perseverancia, el compromiso, la creatividad y la capacidad de escucha y empatía.
Creo que mi compromiso con la infancia, con la visión, con la neurociencia cognitiva aplicada al aprendizaje y la educación emocional han podido ser claves para este reconocimiento.
P. Cuéntenos cuántos años lleva dedicada a la docencia y qué la empujo a esta profesión porque, creo, que también es óptico-optometrista…
R. En la docencia en sí misma, podría decirse que llevo toda una vida.
Recuerdo cuando comencé el instituto, en mis vacaciones de verano ya daba clases particulares a niños mayores que yo, ¡hasta me saqué la carrera de Óptico-Optometrista dando clase de español a los camareros del restaurante chino que había debajo de mi piso de estudiante!.
Pero realmente lo que me aportó mayor confianza en este mundo de la docencia ha sido mi entorno familiar. Soy hija y sobrina de docentes y recuerdo con mucho cariño las sobremesas familiares entorno a las reformas educativas y planes curriculares. Siempre ha sido un lenguaje muy familiar para mí, quizás por ello me quise retar a mí misma estudiando y ejerciendo como Óptico-Optometrista, durante muchos años, otra de mis pasiones que compagino con otras tantas muchas actuaciones educativas, en el Colegio de Óptico-Optometristas de la Comunidad Valenciana, concretamente en la Vocalía de Visión y Aprendizaje.
P. ¿Cuál es su labor en esa Vocalía?
R. En esta vocalía trabajamos para dar visibilidad al óptico-optometrista y su fundamental labor para detectar, rehabilitar y tratar ametropías visuales que presentan una gran comorbilidad con dificultades en el aprendizaje, especialmente en el proceso lector.
Actualmente realizamos un scaperoom en los colegios de la Comunidad Valenciana en la que los niños y niñas han de superar diferentes pruebas visuales para salvar al planeta de la ceguera que nos acecha.
Y no tan lejos de la ficción, el considerable aumento de la miopía en la infancia como consecuencia del exceso de pantallas nos tiene muy preocupados a educadores y optometristas que deberíamos trabajar juntos para frenar esta nueva pandemia que se nos viene encima.
P. Entrando ya en materia educativa, ¿qué conocimientos y habilidades considera esenciales para los niños en la etapa de Infantil?
R. Es algo esencial que el niño de la etapa de infantil comience a descubrirse a sí mismo. Es necesario que a través del juego descubra la multiplicidad de talentos que esconde dentro. Es preciso ofrecer una bandeja de posibilidades estimulantes que el niño y la niña vaya descubriendo a través de la manipulación, la experimentación y el juego guiado y libre.
Los niños de infantil necesitan conocer las reglas del juego que serán esenciales para ir adquiriendo aprendizajes. Captar la atención de los niños y las niñas es fundamental para que se produzca el aprendizaje.
Destacaría las habilidades motrices tanto gruesas como finas que cada vez más, se ven mermadas por nuestra vida cada vez más sedentaria y la falta de contacto con la naturaleza.
Otras competencias que colocaría en primer lugar serían las competencias emocionales: autoconocimiento, habilidades sociales, autoestima, reconocimiento de emociones y optimismo. Una mochila cargada con estas habilidades asegura una buena supervivencia y desarrollo en el presente y en el futuro.
Por último, es el momento en la etapa de infantil de llenarse de amor hacia la literatura y las ciencias. Conseguir transmitir esa esfera de respeto hacia los libros, así como hacia el pensamiento crítico es educar a la infancia en el equilibro hacia la plenitud.
P. ¿Qué habilidades consideras que debe tener un buen maestro hoy?
R. Sin duda ha de tener flexibilidad cognitiva. Ser capaz de reinventarse y abrirse a una sociedad cada vez más tecnológica, sin límites ni prejuicios.
Creo que la investigación científica ha de formar el currículum del docente. Ha de ser la guía que le aporte la evidencia de su trabajo así como desarrollar la capacidad de aportar a la sociedad enseñando a hacer cosas buenas y disfrutando del proceso.
Tener la capacidad de crecer con nuestros alumnos es una cualidad que define a un buen docente.
P. ¿Se educa a los niños y niñas en sintonía con la actualidad, o seguimos empeñados en un sistema quizás ya arcaico?
R. Más bien yo diría que la buena educación debería desarrollar cierta asincronía con la actualidad, es determinados aspectos como el respeto a la diferencia en un mundo en el que para estar en sintonía todos hemos de llevar la misma marca de móvil, por poner un ejemplo. Creo que debemos ser críticos con la actualidad siendo capaces de apreciar las grandes ventajas que suponen los avances que ésta supone, siendo crítico con las relaciones virtuales, con el exceso de pantallas, con la excesiva importancia hacia el aspecto físico, hacia el consumismo…
Creo que no educamos para ir contra corriente, enseñamos en un contexto aislado del entorno social y familiar con el que luego se encuentra el niño. Aquí es donde deberíamos poner el foco todos políticos, docentes, familias, empresas… en remar juntos. En crear políticas que favorezcan la educación en casa, en las calles y en cualquier lugar público.
Sin duda el sistema se encuentra anclado en un modo de enseñar en el que el docente conoce las respuestas que le hace al niño. Sin embargo, cuando cambiamos la mirada hacia el crecimiento mutuo docentes y alumnos, la metodología cambia dando paso a metodologías muchos más activas, participativas, cooperativas e impregnadas de tecnología.
Enseñar para aprobar un examen hoy, es dejar pasar el tren que conduce a tu destino.
Una página web o una cocina que tiene más de diez años, precisa de una reforma urgente para actualizarse, sin embargo nuestras aulas, en su mayoría, siguen teniendo la misma disposición que hace cien años, ¿por qué no educamos con los espacios?, cuando sabemos que un espacio adecuadamente ambientado invita y favorece la atención hacia determinados aprendizajes.
Esto implica que nos quedemos estancados en metodologías del pasado, ya que las aulas en sí no invitan ni al docente ni al alumno, a crecer con estrategias más adaptadas a nuestros tiempos.
P. Grosso modo, ¿qué falta por mejorar en la Educación Infantil de nuestro país?
R. Hay muchas escuelas que realizan un magnífico trabajo en la etapa de educación infantil, pero en general, todavía nos queda mucho camino por recorrer. No podemos meter a los niños en el mismo saco por su fecha de nacimiento. Creo que esto ha de plantearse por grupos de intereses ofreciéndoles determinados recursos que conduzcan a uno u otro objetivo en función de sus necesidades e intereses.
Por otro lado, debemos desterrar el extenso mito de la adquisición de la lecto-escritura a los cinco años. La inmensa mayoría de cerebros no está preparados a esa edad para comenzar el complejo proceso lector y esto arrastra muchas dificultades de comprensión por una inadecuada enseñanza en sus inicios.
Preparamos las aulas de infantil como las aulas de primaria cuando esto debería ser justo al contrario. El mobiliario ha de estar al servicio del aprendizaje y del desarrollo evolutivo de los niños pero esto no ocurre en la mayoría de escuelas infantiles donde nos encontramos con mesas y sillas invitando al niño a sentarse y no a desarrollar su motricidad que tan importante es a esta edad. Las mesas y las sillas no deberían ser los elementos principales de un aula de infantil deberíamos dar paso a espacios que dispongan de material accesible, flexible y con un objetivo claro y específico y no cualquier juguete.
Una apuesta por la igualdad de género desde las primeras etapas es un requisito indispensable para una sociedad equilibrada y equitativa.
La ciencia forma parte de la naturaleza de la infancia. Los niños nacen con esta capacidad de interesarse por el mundo. Testean todo lo que se encuentra a su alrededor y cuando extraen una cualidad del objeto por repetición, aíslan una variable y comprueban de nuevo su comportamiento, esto es por ejemplo cuando un niño juego con unas construcciones. Hace sonar sus piezas contra el suelo, las encaja, las desencaja, las vuelve a encajar y cuando ya ha testeado cómo se comportan éstas en ese contexto, se le ocurre golpear con una de sus piezas un cristal para observar el sonido y su comportamiento aislando una variable. Esto es lo que hacemos los científicos cuando investigamos, por eso uno de los objetivos principales de la educación infantil debería ir encaminado hacia no perder esa gran motivación por la investigación y el conocimiento científico.
Pero sin duda, la principal mejora que nuestro país necesita es una mejora de recursos.
Actualmente trabajo para educación en el exterior, en un programa de diplomacia educativa de nuestro Ministerio de educación y formación profesional y el Ministerio de asuntos exteriores en la embajada española en Holanda y tengo la oportunidad de conocer muchos colegios de este país así como sus prácticas. Además he realizado muchos intercambios educativos a diferentes países para conocer cómo se trabaja en ellos.
Por todo esto he sido capaz de construir una idea fundamentada sobre la educación en nuestro país y verdaderamente creo que los docentes españoles hacemos grandes cosas con tan pocos recursos.
Es sin duda una necesidad imperiosa que se invierta en nuestro país muchísimo más dinero en educación y que se invierta con sentido. Que se invierta en la restructuración y remodelación de escuelas al servicio del aprendizaje, en recursos de todo tipo y especialmente en recursos personales. Cuando en la mayoría de países por 23 alumnos existe un tutor y dos técnicos que apoyan la planificación y desarrollo del aula, en España tenemos un tutor que lleva la carga de toda la gestión y dos apoyos que realmente no saben cuál es su función porque en la mayoría de casos se encuentran sustituyendo bajas en otras aulas.
La planificación y coordinación pedagógica es fundamental y la reestructuración del horario del profesor para que cuando el alumno llegue, todo esté preparado y organizado para comenzar el día.
La elección y formación de los equipos directivos en su mayoría, es una tarea que también tenemos pendiente ya que se ocupan más de la gestión del centro que de la propia gestión pedagógica y esto es fundamental para seguir un criterio de enseñanza común.
Falta formación del profesorado en conjunto, con un acompañamiento en el aula que permita construir mientras nos formamos. El docente español realiza muchos cursos de formación pero en muchos casos la formación no se ve reflejada en la construcción o transformación del aula para facilitar ese trabajo o sistematizarlo, facilitando de este modo nuestras propias tareas. Al final nos cargamos de trabajo y nos estresamos convirtiéndose la figura del maestro en una de las profesiones más estresantes, estrés que contagiamos a nuestros alumnos y que en muchos casos, no favorece nada a que se produzca el aprendizaje.
P. Es inevitable hablar de la pandemia y de cómo ha afectado a la Educación. ¿De qué manera ha condicionado o condiciona la metodología en las aulas?
R. La pandemia ha tambaleado los cimientos de nuestra educación y la de todos los países del mundo.
Ha generado una brecha de desigualdad que si antes existía ahora todavía más. Ha empobrecido culturalmente más aún a los contextos familiares más pobres y desatendido a la infancia poniéndola en el último lugar.
En España iniciamos las clases tras el encierro con unas estrictas normas de higiene, desinfección, distancia y mascarillas que, a diferencia de otros países, nos ha permitido mantener las aulas abiertas de una escuela cuyo objetivo fundamental, es compensar las desigualdades de una sociedad.
Cerramos parques antes que bares, prohibimos naturaleza a la infancia antes que a los perros, les tapamos bocas y les pedimos distancia. La infancia ha respondido con educación demostrando la belleza de la naturaleza humana adaptándose a todo. Creo que ahora les debemos lo mejor, ofreciéndoles la oportunidad de desarrollarse hasta el máximo de sus posibilidades, como así se indica en la convención de los derechos de los niños y niñas en su artículo 29 firmado el 20 de noviembre de 1989. Por eso desde mi asociación Adopta un Maestro, apoyamos la iniciativa de Francisco Cid para que en 2022 el Premio Princesa de Asturias sea otorgado a la infancia.
Creo que les debemos nuestro compromiso para adaptarnos a las nuevas situaciones con tecnología, formación y ganas.
La desinfección, la falta de contacto, la distancia y las mascarillas han dificultado mucho la realización de muchas experiencias educativas pero también ha abierto las puertas a otras nuevas formas poniendo como objetivo esencial de nuestro país la asistencia a los centros educativos y que hoy estemos hablando de educación.
Así que es ahora cuando todos tenemos la oportunidad de mejorarla, poner el foco en lo importante y crear un pacto educativo que escuche a los auténticos profesionales de la educación que somos los que en el día a día clavamos rodilla en el aula para acercar y equilibrar nuestras miradas y ponernos a su altura.
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