En el oleaje de la luz y la sombra: Un pueblo traicionado

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Imagen de Joaquín Marín

Por Mateo Marco Amorós

Hace años, cuando Paul Preston publicó en la editorial Debate el libro Un pueblo traicionado. Corrupción, incompetencia y división social, en una entrevista (MAGAZINE, 27.10.2019) se quejaba de que algunos sin conocer la obra adelantaran críticas diciendo que el estudio «será otra prueba de la hispanofobia de Preston». Por su parte, el hispanista británico consideraba lo contrario, que con ese estudio demostraba su amor a España.

Resulta que en el libro se da cuenta de la corrupción e incompetencia de muchos de los gobernantes de la nación entre 1876 y 2014. De 2014 hasta hoy sospecho que por desgracia la cosa daría para otro nutrido tomo. Y que nos pongan ante el espejo de nuestras incompetencias y vicios, duele. Porque no nos queremos ver. Entonces, la parábola de la paja y la viga (Mt. 7, 1-6. Lc. 6, 37-42) viene al pelo. Porque en vez de combatir contra los corruptos, nos sale el «y tú más». Lo he manifestado muchas veces: la corrupción navega viento en popa gracias al aire del «y tú más». Unos, en vez de combatir los abusos, escupen contra los otros, tapando los suyos. Mientras, la población que no toma partido, hastiada, se distancia perpleja.

En el análisis histórico de Preston no se salvan colores ni ideologías. Los colores se decoloran, por desdoro. Las ideologías caen, se contradicen por la incoherencia entre lo proclamado y lo hecho. Y así nos va. Paul Preston, en la entrevista, comparando el ayer y el hoy, confiaba en el hoy, basando su esperanza en la actuación de la Justicia. Pero…

¿Y si falla la Justicia? ¿O si nos molesta?… El ventilador. El ventilador para expandir la porquería. Pero contra el ventilador, valga la parábola: «¿Cómo te atreves a decir a tu hermano déjame sacarte la mota del ojo, mientras llevas una viga en el tuyo.

¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás distinguir para sacar la mota del ojo de tu hermano». Paja en el ojo ajeno para no ver o no querer ver la viga en el propio cuando, ligera paja o pesada viga, lo que importa es que no fueran.

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