Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro
Joaquín Marín / Fotografía
Ilustrar la portada de un libro con un cuadro de Hopper es un cebo tentador para cazar a quien por deformación profesional le importa la educación de la mirada. Así el poemario de Rafael Camarasa titulado «El que mira», galardonado con el Premio Ciudad de Burgos, editado por Visor. Una exquisitez presentada en Orihuela en Librería Códex por José Luis Zerón Huguet y el autor. Un mano a mano delicioso de poeta a poeta. Agradezcamos a Vicente Pina, librero, su incombustible disposición para propiciar estas amenidades.
La poesía resulta un género idóneo para lectores lentos. Abrir el libro tranquilamente, leer al azar un poema y… Dejar el libro abierto tapas arriba posando sobre la mesa, reposando, levantar la vista y mirar cualquier horizonte de la realidad abierta o cerrada que nos rodea, catapultada en su esencia por las sugerencias de los versos degustados con la misma continencia con la que un niño consume una golosina pretendiendo que nunca se acabe.
Estimo los versos que nos impulsan más allá de lo que en apariencia retratan. Algo así como el cuadro de Hopper de la portada. Donde se intuyen unas arquitecturas concretas observadas por quien mira; pero sabemos que el personaje ve más allá –o acaso más acá– de lo que mira. Camarasa en el poema que titula el libro diferencia con lucidez entre el hecho físico de mirar y el acto íntimo de ver.
Hace años, de la mano de Prieto de Paula tuvimos la suerte de conocer a Claudio Rodríguez. En nuestra experiencia no nos podemos vanagloriar como tantos en legión de haber tomado unos vinos con el poeta del «Don de la ebriedad»; pero de aquella tarde en Murcia recordamos el emborracharnos –llama y ceniza– con los versos de «Ballet del papel». Quisimos entonces que aquella forma de poesía fuera nuestra forma de poesía. Difícil afán. ¡Era tanta la aparente sencillez como tanta la transcendencia! No somos autoridad para establecer comparaciones; pero los poemas de Camarasa nos han devuelto esa sensación de percibir más profunda la realidad. A pesar de nuestra mirada distorsionada ya miope, ya hipermétrope, ya cansada.
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