Los populares aseguran que la puesta en marcha de la planta en el término guardamarenco traerá perjuicios de distinta índole a ambas localidades
Los portavoces del Partido Popular en los ayuntamiento de Guardamar y Rojales, Carmen Verdú y Alberto Ros, respectivamente, se han mostrado en contra de la instalación de la planta de transferencia del nuevo plan zonal en El Pallaret de Guardamar, a través de sendos comunicados remitidos a la prensa.
Verdú asegura que la puesta en marcha de la planta en suelo guardamarenco “provocará la pérdida de la idiosincracia de la localidad: dejaremos de ser un destino turístico de bienestar y descanso por imposición de la Generalitat”. Así, la exalcadesa también manifestó que la implantación de esta instalación provoca la pérdida de muchos proyectos “cuando los promotores vean que se ponen al lado de una planta de basuras”.
El Grupo Municipal Popular guardamarenco ha anunciado la presentación de una moción en el próximo pleno en contra la implantación de la planta en el municipio, así como la petición al Consorcio de que busque otra ubicación para la misma.
Por su parte, el portavoz rojalero Alberto Ros asegura que la instalación de la planta donde se tiene previsto, en el límite entre Guardamar y Rojales, “traerá malos olores al municipio cuando sople viento de Levante”. Ros también se cuestiona la problemática del acceso de camiones contenedores a la planta: “No sabemos si irán por la vía rápida, por el centro de Rojales a través de La Bernada o la Generalitat expropiará terrenos para construir nuevos viales”.
Ros critica que al preguntar sobre estos temas en el pasado pleno el alcalde socialista Antonio Pérez “nos dio la callada por respuesta porque es consciente de que van producirse muchos problemas en el municipio: los vecinos de Rojales tienen que saber qué va a ocurrir con la planta de basuras en la Vega Baja y cómo les va a afectar”.
Acuerdo social
Por contra, el presidente del consorcio Manuel Pineda aseguró ayer que la planta de transferencias no se instalará en suelo guardamarenco en caso de que el pleno, y por ende la sociedad, no dé luz verde al proyecto.
Del mismo modo, ante los problemas de índole turística y económica anunciados por Verdú en caso de que la planta de transferencia se instale finalmente en Guardamar, Pineda recordó que Benidorm posee una planta de similares características a las que se instalaría en El Pallaret “y esta no afecta al turismo de la ciudad”.
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