La Esperanza volverá más de dos décadas después al Templo en el que ya recibía culto antes de que la imagen fuera trasladada al Museo de la Semana Santa. La imagen del Nazareno está en fase de restauración para la solemne procesión
Las imágenes de Nuestro Padre Jesús Cautivo (Nazareno) y Nuestra Señora de la Esperanza y de la Paz, serán trasladadas y expuestas permanentemente al culto en la Iglesia Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús.
De esta forma, la imagen de la Virgen de la Esperanza volverá más de dos décadas después al Templo en el que ya recibía culto antes de que la imagen fuera trasladada al Museo de la Semana Santa ‘Tomás Valcárcel’ en el año 1991. De la misma forma, el Nazareno, que desde siempre ha tenido una estrecha vinculación con esta Parroquia, desarrollando en ella todas sus celebraciones litúrgicas, se instalará igualmente en el Templo del popular barrio de La Punta. Ambos tendrán una ménsula, de similar estilo a la que ocupa ahora la imagen del Sagrado Corazón que preside el Altar Mayor, pero ubicadas en los laterales derecho e izquierdo del Templo.
Para ello, ambas cofradías, con el apoyo de la Junta Mayor que preside Jesús Sánchez Seva, han organizado un solemne traslado de ambas imágenes, estando programado para el 14 de diciembre, a las 17 horas, desde el Museo de la Semana Santa “Tomás Valcárcel”. Recorrerán las calles Formentera, Martín Pescador, Ramón Freixa, Bella Antonia, Zoa y plaza de Oriente. A las 7 de la tarde, y ya en el Templo del Sagrado Corazón, se oficiará una Eucaristía con la participación de ambas cofradías, que concluirá con un besapié y besamanos al Nazareno y la Virgen de la Esperanza, respectivamente.
El Nazareno está siendo restaurado por García Villargordo
En estos momentos la imagen del Nazareno se encuentra en un proceso de restauración que lleva a cabo el imaginero torrevejense Víctor García Villalgordo. Un proceso que consiste principalmente en el sellado de pequeñas grietas y dilaciones producidas por los cambios de temperatura, aplicándole un nuevo policromado en las encarnaduras donde existan carencias y respetando escrupulosamente las policromías que originalmente le ofreció su autor, el imaginero torrevejense Fulgencio Blanco López.
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