Una exposición homenajea al escultor barcelonés que dejó un gran legado de imágenes religiosas en la Vega Baja, entre ellas el Ecce-Homo de Callosa que cumple 75 años
Una exposición ilustra los 75 años de la llegada de la imagen titular de la Cofradía Ecce-Homo a Callosa del Segura. La talla es obra del prolífico escultor José María Ponsoda, que realizó múltiples esculturas religiosas en la Vega Baja y la provincia.
Ahora la muestra ‘He aquí el hombre’ (en latín Ecce-Homo) emplazada en la recién restaurada Ermita del Rosario, la más antigua de la localidad, recoge la historia de esta escultura encargada a Ponsoda en 1939 por la viuda de Victoriano Pineda en memoria de su marido. Dos años después el escultor le entregó la obra, que permaneció durante meses en la casa de su dueña hasta que la donó a la Iglesia Arciprestal de San Martín, que había sufrido un importante saqueo durante la Guerra Civil y estaba prácticamente vacía.
La talla experimentó todo este recorrido antes de convertirse en la imagen titular de la Cofradía Ecce-Homo. El vicesecretario de la misma, Luis Valdés, explica la curiosa circunstancia de que la escultura no se convirtió en imagen de la Semana Santa callosina hasta quince años después de su llegada a la ciudad. Cuando se creó la cofradía que lleva el mismo nombre de la obra y que saca en procesión al cristo cada Miércoles Santo, compartiendo protagonismo con la imagen del Cristo de la Flagelación ( M. Hurtado) y del Cristo Resucitado (Taller Castellanas).
Pero esta exposición fotográfica, que puede visitarse hasta el próximo 19 de marzo, sirve ante todo como homenaje a José María Ponsoda, (1885-1963) barcelonés de padres valencianos, autor del Ecce-Homo callosino y de otros importantes trabajos como la restauración en 1944 de la venerada imagen de la Virgen de los Desamparados de Valencia, cariñosamente conocida como la ‘geperudeta’.
En la comarca la huella de sus manos se extiende por las Semanas Santas de varias localidades, con una meritoria aportación como restaurador de obras que fueron profanadas durante la Guerra Civil. Es el caso de los trabajos que realizó con la Inmaculada de Torrevieja, o el San Juan Bautista de la Villa de Catral.
Pero más allá de su faceta de reconstructor de piezas, la muestra recoge también la de imaginero. En su haber están la ejecución de la copia de Nuestra Señora de los Desamparados para la pedanía de Orihuela del mismo nombre, o la de la talla de la Virgen del Carmen de Cox, patrona de la localidad. La imagen de la Candelaria, para Albatera, o la de una Dolorosa para Granja de Rocamora, dan cuenta de su dominio eficaz de la modelación en barro, la talla en madera o la escultura en mármol. Una maestría para la imaginería que puso de relieve prácticamente por toda la Vega Baja, donde se extiende su obra.
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