El escritor José Vicente Quirante Rives ha sido nombrado hoy “Cittadino Onorario di Napoli” en reconocimiento a su trayectoria literaria en la difusión de la historia y cultura napolitana y su amor a Nápoles
José Vicente Quirante Rives (Cox, Alicante, 1971) ha recibido de la mano de Luigi de Magistris, Sindico de Nápoles el pergamino que acredita el registro simbólico y la placa como Cittadino Onorario di Napoli tras haber sido aprobado por unanimidad por todos los consejeros.
En un acto oficial convocado en sesión extraordinaria por el ayuntamiento de Nápoles se ha celebrado la Sala dei Baroni del Palazzo San Giacomo.
Este titulo se concede a propuesta de la Alcaldía de Nápoles y se otorga a personas o bien nacidas en la ciudad o que por sus destacadas cualidades personales o méritos señalados han alcanzado un alto prestigio.
Hechizado por la vitalidad de Nápoles, quien fuera el director del Instituto Cervantes de Nápoles, durante el 2005 a 2010, José Vicente Quirante Rives fundó la editorial Parténope, especializada en la narrativa del sur de Italia. Es autor de “El averno y el cielo”. Nápoles en la literatura española e hispanoamericana (junto a la profesora Teresa Cirillo, Dante & Descartes, Nápoles, 2007) y “Nápoles española” (Grimaldi-SECC, Nápoles-Madrid, 2009), entre otros.
«La vida me llevó a Nápoles y también me la quitó. No siento ningún rencor por la pérdida, solo agradecimiento por el sueño cumplido», confiesa Quirante Rives en el cierre de “Viaje napolitano por España”, otro capítulo en su historia de amor con la tierra que le conquistó por su belleza. Pocos guías mejores podrían encontrarse para una excursión tan peculiar como viajar por Nápoles.
Sin duda alguna que el ritmo de su corazón es enteramente napolitano también lo confirma la novela publicada por la editorial Colonnese en junio de este año Shadow and Revolution. Variaciones sobre el naturalista Domenico Cirillo. Doscientas cuarenta páginas que reviven los múltiples matices del Nápoles del siglo XVIII a través de la compleja personalidad de Domenico Cirillo (1739-1799), médico, botánico y revolucionario.
Desde hoy forma parte de ese grupo de extranjeros que dejaron su corazón bajo el Vesubio. Y desde hoy Nápoles lo ha adoptado.
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