Muchas son las conclusiones que cualquier observador imparcial podría extraer del Pleno celebrado por el Ayuntamiento de Guardamar el pasado jueves día 31 de octubre, y no es la menor de ellas la conclusión de que, aún en las sesiones más conflictivas, son muchos más los puntos que se aprueban por unanimidad que aquellos en que el voto está dividido. Y esto lo decimos para desactivar la táctica del equipo de gobierno empeñado en sacar conclusiones de seguidismo cada vez que el voto de la oposición coincide en contra de sus deseos, cosa que no ocurre cuando el voto es unánime entre todos los miembros que componen la Corporación.
La primera conclusión que extraemos del Pleno último es que la señora Alcaldesa, que sopresivamente dirigió la sesión con más discrecionalidad que en otras ocasiones a la hora de conceder turnos de palabra, se enredó inútilmente en una cuestión semántica al hilo de una expresión de una concejala de la oposición que calificó de “aberrante” determinada medida del ministerio de Sanidad. La palabra “aberrante”(como pudo comprobar un concejal del equipo de gobierno que, ante el rifirrafe organizado por la primera edil del municipio, solicitó de manera discreta aunque claramente perceptible por cuantos asistían al pleno que le acercaran un diccionario) no significa algo inicuo o criminal como se podría desprender de las palabras de la Alcaldesa al pedir que se retirara esa expresión, sino lo “que se desvía o aparta de lo normal o usual”, cosa que con toda propiedad se puede decir de una norma que rompe algo hasta ese momento habitual o de uso normal como era la gratuidad de las medicinas administradas en centros ambulatorios.
Más preocupante que esto, que puede ser anecdótico, fue la conclusión que se pudo extraer de las palabras de la Alcaldesa en relación con la construcción del edificio del Colegio Dama de Guardamar. Por mucho que contara sus reuniones con cargos de Consellería de Sanidad en relación con este tema, poca credibilidad pueden tener cuando lo que se le preguntó fue que por qué el Ayuntamiento no iba realizando ya las infraestructuras necesarias previamente al inicio de las obras por Consellería. Cualquiera podría sacar la conclusión de que ese es un tema que va para largo y que por eso no es urgente el acometimiento de las obras previas de infraestructura. Por cierto que, en relación con el turno de ruegos y preguntas en el que se incluyeron dos sobre el Dama de Guardamar, la Alcaldesa sólo contestó y de manera imprecisa como hemos comentado lo referente a ese centro educativo y dejó las demás para una posterior sesión dado que no eran urgentes. ¡Y entre las no urgentes había una que preguntaba sobre el paro en Guardamar y las medidas que pensaba implementar el Ayuntamiento para, en la medida de sus posibilidades, combatir el paro en nuestro pueblo!
Otra conclusión interesante es la constatación evidente de que, a medida que avanza la legislatura, la autoestima de la concejal portavoz del PP en el Ayuntamiento sube como la espuma hasta el punto de que considera que, a nivel de gestión, equipos de gobierno anteriores no llegan ni “a la suela del zapato” al actual, del que ella forma parte. Bien está que su autoestima crezca, aunque no le vendría mal un poco de humildad, si ello ha de redundar en beneficio de la ciudadanía de Guardamar, pero no creemos que eso sea posible si para ello ha de realizar una defensa tan desafortunada como la que hizo del proyecto de reforma de las Administraciones locales acometida por el gobierno de su partido. Cuando alcaldes de todo signo político (también del PP) han presentado más de 194 folios de alegaciones al proyecto, cuando la Federación Española de Municipios y Provincias (presidida por un alcalde del PP) ha presentado alegaciones, cuando la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (presidida por un alcalde del PP) ha presentado alegaciones, cuando el propio PP de Guardamar trajo a pleno una propuesta para que este Ayuntamiento se uniera a esas alegaciones de la FVMP, ahora esta señora, a la que según ella los anteriores gestores municipales no le llegan ni a la suela del zapato, se sale con una defensa a ultranza de la reforma. ¡De pena!
Y para acabar de poner la guinda una concejal del PP, que a su condición de edil popular une la de profesional de la medicina, se sale con una defensa del copago farmacéutico de medicinas dispensadas en ambulatorios, justificándolo nada menos que “en la deuda que nos dejó Zapatero” (cosa en la que no entramos ya que no es nuestra misión la de defender a este señor que se equivocó en muchas cosas), y afirmando que así se garantiza una sanidad pública, universal y gratuita. ¿Pero no habíamos quedado en que hay que pagar?
¡Seguiremos adelante! pese a los continuos ataques al Estado de Bienestar!
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